Tirón de orejas a Israel por los planes de anexión
Alemania, su socio principal en la UE, advierte de que no es «compatible con la ley internacional»
La visita del ministro de Exteriores alemán Heiko Mass a Jerusalén, que a priori debía ser una cálida celebración de los 55 años de relaciones diplomáticas entre Israel y Alemania, acabó tornándose ayer en un suave tirón de orejas del gran aliado del estado judío en Europa por los planes anexionistas que prevé aplicar el «gobierno unitario» a partir del 1 de julio. Justo en la misma fecha, Berlín asumirá la presidencia de dos organismos internacionales clave en las discusiones sobre la anexión: el Consejo Europeo (CE) y el Consejo de Seguridad de la ONU. Y varios socios comunitarios ya alertaron en las últimas semanas que promoverán sanciones económicas contra Israel si se apropia unilateralmente cerca del 30% de Cisjordania (la mayoría de colonias judías y el Valle del Jordán), territorios donde los palestinos aspiran a establecer su estado. La relación entre ambos países es especial y distinta a los vínculos con otros estados europeos, por la responsabilidad alemana en el Holocausto nazi. Por ello, y a diferencia de las voces más críticas en la UE, el responsable de Exteriores se limitó a alzar la voz, sin anunciar estrictas represalias: «Reiteré la posición alemana y nuestras honestas preocupaciones, como amigos especiales de Israel, sobre las posibles conse
La Corte Suprema invalida un proyecto de ley que pretendía legalizar más de 4.000 viviendas
cuencias de este paso», afirmó Mass a su llegada a Jerusalén, donde se reunió con el recién estrenado ministro de Exteriores hebreo, Gabi Ashkenazi. Ambos se fotografiaron con el apretón de codos habitual en tiempos de pandemia, y en las mascarillas lucían las banderas de los dos países. Mass enfatizó que «compartimos la visión de nuestros socios europeos, y por ello consideramos que la anexión no es compatible con la ley internacional. Seguimos posicionándonos a favor de una solución pactada de dos estados». De aplicarse la medida,
la gran promesa electoral de Netanyahu, supondría la muerte definitiva de esta vía, ya que impediría la continuidad territorial palestina.
La polémica se desató ayer entre los socios del Likud y Azul y Blanco, tras un dictamen de la Corte Suprema de justicia que invalidó un proyecto de ley que pretendía legalizar más de 4.000 viviendas, construidas en colonias remotas –la mayoría en tierras privadas palestinas confiscadas–, y consideradas ilegales incluso por el estado de Israel.