La otra crisis del automóvil
El descenso en la producción de automóviles no sólo afecta a las 17 plantas establecidas en España. Toda la cadena de valor se resiente. Las redes comerciales y, sobre todo, la industria auxiliar
El fuerte hundimiento de las ventas de coches, calculado en un 45% para este ejercicio, afecta directamente a la producción de las fábricas y, como consecuencia de ello, a los proveedores de las diferentes piezas. España es una potencia en este campo, con varias multinacionales de gran prestigio y un entramado de unas mil empresas que prevén una reducción de la facturación para este año entre un 20 y un 30%. Y con ello, el empleo. Este sector, que antes de la pandemia daba trabajo directo a 225.400 personas, prevé ajustes de plantilla de entre el 6 y el 10%. Una situación crítica para una industria puntera que en el pasado año facturó 35.822 millones de euros y se encuentra en un nivel altísimo de tecnología ya que dedica un 4,1% de su facturación a I+D+I, unos 1.460 millones de euros, lo que supone el triple que la media industrial española. Además de otros 1.900 millones en renovación y mejora de su capacidad productiva.
Para los empresarios de esta actividad económica es urgente que el Gobierno aborde rápidamente un plan de choque que permita la reactivación del mercado del automóvil, pero además plantean un debate más profundo para discutir cuál es el papel que debe tener la industria del motor en España a medio y largo plazo, ya que si no se abordan nuevos retos que están en el horizonte, como la movilidad, la conducción autónoma, la digitalización o la electrificación, España puede perder el liderazgo que ahora tiene. De hecho, la facturación de las empresas proveedoras descendió el pasado año en un 3,6%, cifra más moderada que la caída de la producción mundial de vehículos, que fue del 5,2%. Porque estamos ante un grupo de empresas netamente exportadoras, ya que vendieron el año pasado a fábricas situadas en el extranjero un total de 20.754 millones de euros, es decir, el 58% de su facturación. Esta proporción llega al 82% si se cuentan los componentes suministrados en España a coches que luego se exportan.