ERTE: mentiras a costa de los desfavorecidos
El Gobierno, especialmente Pablo Iglesias y la ministra Yolanda Díaz, se jacta del escudo social como hito de sus políticas en la crisis de la Covid-19. La narrativa consiste en que instrumentos como la renta mínima o los ERTE, que ya existían, definen su voluntad de atender a los más vulnerables a diferencia del PP. La propaganda es poderosa y manosea torticeramente la realidad, pero es una verdad a medias que es la peor de las mentiras. La ministra de Trabajo habló hace unas horas de que prácticamente todos los afectados por ERTE están a día de cobro, pero quienes están a pie de obra, los funcionarios, no secundan la quimera. Al menos 200.000 expedientes faltan por resolver y otras decenas de miles de personas tienen pendiente el abono de prestaciones extraordinarias por desempleo. La vicepresidenta Carmen Calvo confirmó esa demora, pero, lejos de la autocrítica, hizo lo de siempre, culpar a las autonomías. Podría haber admitido sin más que el aumento del 530% en la carga de trabajo fue replicado con un incremento del 10% de la plantilla de los servicios de empleo. Y entonar un mea culpa humilde y sincero. Pero no. Si la gente no cobra, enferma o muere, se debe a la negligencia o la incompetencia de otros, no de un Gobierno inmaculado que no yerra nunca.