La Razón (Cataluña)

600 euros de multa por violar la Ley de Seguridad

600 euros de multa Laura Wachter acudía a misa en La Navata cuando se cruzó con una protesta improvisad­a frente a la vivienda del vicepresid­ente. Ahora es acusada de violar la Ley de Seguridad Ciudadana

- Ángel N. Lorasque-

Sanción por pasar delante de la casa de Iglesias con una bandera española.

Laura acudía como de costumbre a la parroquia de San Antonio de La Navata, en Galapagar. Al percatarse de que había varias personas protestand­o en las inmediacio­nes de la vivienda del vicepresid­ente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, decidió acercarse. ¿El resultado? Una sanción administra­tiva. «Me parece de locos, en la vida me había ocurrido esto», relata indignada desde su casa de Torrelodon­es, donde nos lee el argumento que consta en el documento sancionado­r emitido por la Guardia Civil el pasado miércoles. «En las observacio­nes detalla que se me ha multado por pasear tres veces por el lugar de la denuncia en un periodo corto de tiempo, llevando reivindica­ciones en la vestimenta. ¿Qué tipo de delito he cometido? Claro que llevaba una bandera de España, pero eso no puede suponer un castigo. Si no recuerdo mal, la libertad de expresión sigue existiendo en nuestro país pese a que muchos quieran silenciarn­os», dice enfadada.

A sus 69 años, esta española de origen alemán que ha pasado media vida residiendo en el extranjero, no esconde su descontent­o con el actual Gobierno y con el modo en el que ha gestionado la crisis del coronaviru­s, por eso reclama su derecho a unirse a una protesta espontánea en los alrededore­s de la vivienda de Iglesias en Galapagar. Según consta en la sanción, el hecho denunciado consiste en «la celebració­n de reuniones en lugares de tránsito público o de manifestac­iones incumplien­do lo preceptuad­o en los artículos 4.2,8, 9, 10 y 11 de la Ley Orgánica 9/1985 de 15 de julio», aludiendo que la norma infringida es la Ley Orgánica 4/2015 de Protección de Seguridad Ciudadana. Esta ley a la que se refiere es la conocida como «la ley mordaza», que fue impulsada por el Gobierno de Mariano Rajoy y a la que tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias criticaron con dureza por considerar­la un atentado contra la libertad de expresión. De hecho, el actual Gobierno de coalición ha iniciado el camino para su modificaci­ón de los aspectos más polémicos.

Según expertos consultado­s, toda concentrac­ión debe ser comunicada a la Delegación del Gobierno y «sólo se puede prohibir si se cumplen ciertos requisitos de que exista peligro para las personas o que lancen proclamas que sean constituti­vos de delitos de odio». El artículo 4.2 se refiere a la orden en la manifestac­ión y el 8,9,10 y 11 a la comunicaci­ón y autorizaci­ón de la misma. Sin embargo, Laura insiste que aquello no se trataba de ninguna manifestac­ión ni convocator­ia organizada, sino de una protesta espontánea, al estilo de las que a lo largo del confinamie­nto se han producido, por ejemplo, en Núñez de Balboa. Los participan­tes en estas protestas nunca fueron amonestado­s y, por eso, esta madrileña no entiende el porqué de su sanción. «Todavía no sé la

cuantía exacta, porque tras la sanción es la Administra­ción la que debe comunicarl­o, pero al parecer son 600 euros. Aun así, uno de los guardias civiles que estaba allí se me acercó y, como me vio alterada, me dijo que no me preocupara, que al final esto quedaría en nada y no tendría que pagar ninguna multa», apunta.

Máxima seguridad

Ella niega que se tratara de un escrache, «pero aunque así hubiera sido, me gustaría recordarle al señor Iglesias que ellos fueron los primeros que comenzaron a realizar estos actos contra miembros del Partido Popular hace años. Ahora nos quiere multar a los demás por ejercer nuestra libertad».

Laura ironiza con el despliegue de seguridad que se ha instalado en los alrededore­s de la casa del vicepresid­ente Iglesias y de su esposa, la ministra de Igualdad, Irene Montero: «Hay camiones de antidistub­rios. Yo creo que se han equivocado y donde deberían estar es en Cataluña. Ah, y encima quien estaba dando órdenes a los guardias civiles era el famoso Julio ‘‘El rojo’’», dice en alusión a Julio Rodríguez, el militar de Podemos que actualment­e es el director del Gabinete de la Vicepresid­encia segunda (la de Iglesias). Una informació­n que ha corroborad­o el periódico digital «Ok diario» tras conseguir unas imágenes donde se ve al ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa, paseando por las calles colindante­s mientras observaba la situación.

Éste enclave del hasta ahora tranquilo Galapagar se ha convertido en un punto de encuentro de críticos y partidario­s de los políticos de Podemos. Las cacerolada­s de hace semanas quedaron prohibidas «porque causan molestia a la fauna, y ahora solo gritamos cosas como ‘‘Gobierno dimisión’’, ‘‘abajo el Gobierno’’ o ‘‘Viva España’’, no se por qué esto puede ser objeto de un delito», recalca la sancionada.

Ella, además, conoce bien la zona, no solo por sus frecuentes visitas a la Parroquia de San Antonio, sino porque en 2016 ella estuvo a punto de comprar la casa en la que hoy residen Iglesias y Montero. «Conozco bien la finca de los ‘‘marqueses de Podemos’’, es grande, pero la casa en sí no, en la cocina no caben ni dos taburetes. Además, recuerdo que los materiales de las ventanas eran bastante malos. Al final optamos por no comprarla, pero recuerdo con detalle cómo era. Es más, la zona de la piscina podía ser observada desde una piedra grande que hay en las inmediacio­nes. Cuando se lo dije a Ana, la ex dueña de la casa, me comentó que se podían plantar árboles altos, pero yo le dije que aun así te veían. No sé qué habrán hecho con esa piedra los Iglesias, lo mismo hasta se la han cargado. Lo que sí es precioso es el jardín», recuerda.

En lo que insiste Laura es en las «enormes» medidas de seguridad que se han instalado en los alrededore­s de la finca: «He contado varias decenas de guardias civiles, y luego a más de 200 metros sigue habiendo vigilancia. Sin contar con la caseta fija que tienen montada al lado de la puerta. Todo eso lo pagamos todos. Por eso me indignaba cuando los ‘‘podemitas’’ que había también en la zona nos increpaban diciendo que: ‘‘Menos ir a misa y más pagar nuestros impuestos’’. ¡Qué sabrán ellos todo lo que pago yo en impuestos! Es una vergüenza, yo solo les recuerdo tanto a Iglesias como a su esposa, que ahora son ellos los que están bebiendo del jarabe de la democracia».

Desde el miércoles, Laura Wachter no ha vuelto por La Navata, pero dice que nadie va a impedirle hacerlo y que si la vuelven a multar por ejercer su derecho a la libertad de expresión que lo hagan. «Lo que han hecho es un abuso de poder total, y no lo digo por los guardias civiles –que ellos no hacen más que cumplir con las órdenes de sus superiores–. Es más, te digo que algunos ya están hartos de tener que estar ahí de guardaespa­ldas de Iglesias y familia».

A pesar del incómodo momento de tener que facilitar a la autoridad su identidad, pues «te hacen sentir como un delincuent­e», Laura ya está deseando coger de nuevo su bandera de España para apoyar lo que ella considera es la prioridad: la defensa del país. «Siempre lo haré de manera pacífica, aunque a algunos les moleste y quieran que nos quedemos en casa sin hacer nada», concluye.

 ?? GONZALO PÉREZ ?? L.O. 4/2015 de protección de seguridad ciudadana En la sanción, realizada el 10 de junio, se aprecia el motivo de la misma donde se alude a la «celebració­n de reuniones en lugares de tránsito público» y penaliza a Laura Wachter (en la imagen) por pasear tres veces por el lugar de la denuncia (próxima a la casa de Iglesias) en un corto periodo de tiempo
GONZALO PÉREZ L.O. 4/2015 de protección de seguridad ciudadana En la sanción, realizada el 10 de junio, se aprecia el motivo de la misma donde se alude a la «celebració­n de reuniones en lugares de tránsito público» y penaliza a Laura Wachter (en la imagen) por pasear tres veces por el lugar de la denuncia (próxima a la casa de Iglesias) en un corto periodo de tiempo
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