Boris Johnson blinda a Churchill de los ataques
Segundo fin de semana de movilizaciones por Floyd El Gobierno tapa con un cubículo la estatua del histórico «premier» tras ser vandalizada
Segundo fin de semana de movilizaciones por George Floyd.
Miles de personas saldrán de nuevo hoy a las calles de Londres para manifestarse en protesta por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco en Mineápolis (Estados Unidos). A su llegada a Westminster, donde terminan siempre las marchas, encontraran la estatua de Winston Churchill completamente tapada, protegida en un cubículo. Las autoridades han tomado la decisión después de que en los últimos días, la figura del histórico primer ministro haya recibido varias pintadas acusándole de «racista».
El movimiento conocido Black Lives Matter ha cruzado el Atlántico y se ha extendido por diferentes países europeos. Y en el caso de Reino Unido, además de las numerosas protestas, ha desencadenado en algo más: una incómoda revisión del pasado que está llevando a retirar estatuas de diferentes protagonistas de la historia del país.
Durante los últimos días, se han quitado de su pedestal varias figuras de comerciantes de esclavos o emprendedores coloniales que se erigen por doquier en plazas o esquinas, reflejo del otrora Imperio británico donde nunca se ponía el sol.
En medio de la polémica, el actual inquilino de Downing Street, el conservador Boris Johnson, ha salido a defender ahora Churchill, de quien siempre ha dicho es uno de sus grandes héroes, asegurando que las protestas «han sido tristemente secuestradas por los extremistas con intenciones violentas». «Los ataques contra la Policía y los actos indiscriminados de violencia que hemos presenciado durante la semana pasada son intolerables y aborrecibles», recalcó Johnson en una larga explicación publicada en sus redes sociales.
En este sentido, el «premier» calificó de «absurdos y vergonzosos» los actos vandálicos cometidos contra el político que lideró a Reino Unido durante la II Guerra Mundial al destacar sus «logros» en la lucha contra la «tiranía fascista y racista». «Sí, [Churchill] a veces expresó opiniones que son inaceptables para nosotros hoy, pero fue un héroe y se merece totalmente este homenaje», matizó el líder «tory».
El «premier» británico afirmó que no se puede «tratar ahora de censurar o editar» el pasado y «pretender que tenemos una historia diferente», al tiempo que recordó que las estatuas en ciudades del país fueron «erigidas por generaciones anteriores», las cuales tenían «diferentes perspectivas, diferentes entendimientos sobre el bien y el mal».
La estatua de Churchill (18741965) en Londres es un «recordatorio permanente» de sus «logros para salvar a este país y a toda Europa» de la «tiranía fascista y racista», insistió Johnson, en referencia al papel desarrollado por su antecesor para derrotar a la Alemania nazi.
En los últimos días, también ha habido pintadas sobre las estatua de la reina Victoria (1819-1901) en el céntrico Hyde Park, donde se han podido leer palabras como «racista» o «asesina».
Las estatuas llevan siendo objetivo de actos vandálicos desde que el domingo un grupo de manifestantes derribara y tirara al río la polémica figura del comerciante de esclavos Edward Colston en Bristol (oeste de Inglaterra). El político y filántropo que en el siglo XVII pobló la ciudad de hospitales, escuelas y centros culturales, pero también fue responsable, desde la Royal African Company, del tráfico de esclavos. Las autoridades la han recuperado y trasladado a un museo.
El Gobierno condenó el acto vandálico. Pero el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, que recientemente ha subido en las redes sociales una foto arrodillado en apoyo al movimiento anti racista, señaló que «hace ya tiempo que debería haber desaparecido». Hasta del superintendente de Policía, Andy Bennett recalcó: «Entiendo que pasara. Era algo simbólico».
Desde entonces, el Ayuntamiento de Londres y otros consistorios laboristas de Reino Unido están revisando sus estatuas a comerciantes de esclavos a fin de sustituirlas por monumentos que reflejen la diversidad racial y cultural del país.
En otras partes de Europa, las autoridades revisan la conveniencia de quitar de en medio algunas estatuas y cambiar de nombre algunas calle en un movimiento retomado en plena protesta mundial contra el racismo y el abuso de poder.