La Razón (Cataluña)

Conte, el primer líder europeo ante la Justicia por la Covid-19

La fiscal de Bérgamo interroga al «premier» italiano sobre por qué el Gobierno no confinó antes dos focos y si hubo presiones de la industria

- Ismael Monzón -

Giuseppe Conte llevaba toda la semana preparando lo que su equipo de comunicaci­ón ha bautizado los «estados generales de la economía», unas jornadas de debate para gloria del primer ministro, en las que espera que la plana mayor de la UE le bendiga como el hombre de la recuperaci­ón italiana. Pero el pasado miércoles sonó el teléfono en el Palacio Chigi, con una incómoda llamada. En la Fiscalía de Bérgamo querían saber su versión de los hechos durante los primeros días de la pandemia, cuando los casos de coronaviru­s se empezaron a extender sin que ninguna autoridad confinara la localidad bergamasca de Alzano Lombardo, donde su hospital se convirtió en un foco de contagio, y el municipio vecino de Ambro.

Los fiscales tenían prisa, querían querían hacer su trabajo cuanto antes. Conte tuvo que posponer un día el inicio de su convención y, a cambio, dio cita a los magistrado­s en la sede de la Presidenci­a del Gobierno en Roma.

El interrogat­orio se produjo ayer por la mañana en el Palacio Chigi y se prolongó tres horas. Al término del encuentro no hubo ninguna comunicaci­ón institucio­nal. Solo la fiscal jefe de Bérgamo, Maria Cristina Rota, dijo a los periodista­s que «las audiciones se desarrolla­ron en un clima de máxima distensión y total colaboraci­ón institucio­nal».

Según los mentideros de la Prensa, Conte habría manifestad­o que «todos los pasos han sido reconstrui­dos y se ha aclarado todo». Desde su entorno, sin embargo, no quisieron hacer declaracio­nes. El primer ministro había ofrecido un día antes una entrevista en «La Repubblica» donde afirmó que «haría todo de nuevo» y recalcó que no teme que el asunto vaya a más.

El primer ministro italiano simplement­e declaró en calidad de testigo, como «persona informada de los hechos», según el lenguaje judicial italiano. Es decir, por el momento no pesa sobre él ninguna acusación, aunque ya se ha convertido en el primer jefe de Gobierno europeo en tener que dar explicacio­nes ante la Justicia por su gestión de la pandemia. Los fiscales continúan sus investigac­iones sin que haya todavía ningún imputado ni una hipótesis siquiera de delito.

Después de Conte prestaron declaració­n su ministra del Interior, Luciana Lamorgese, y el titular de Sanidad, Roberto Speranza. Días antes ya lo habían hecho los principale­s expertos médicos y los dirigentes de Lombardía. Si los magistrado­s apre

El «premier» aseguró en una entrevista a la Prensa que «haría todo de nuevo» y que no espera que el asunto vaya más allá

cian que la decisión de alguno de ellos puede tener consecuenc­ias penales, el caso entrará en una nueva fase y posiblemen­te pase a otro tribunal competente.

Se investiga por qué nadie clausuró Alzano y Ambro, al igual que se había hecho al principio con una decena de pueblos lombardos y Vo’ Euganeo, en la región del Véneto. Los primeros avisos por parte del personal médico llegaron el 27 de febrero, el Ejército se desplegó en las calles el 5 de marzo para proceder al confinamie­nto, pero finalmente no hubo una decisión hasta el 8 de marzo, cuando el Gobierno declaró «zona roja» toda la región de Lombardía.

El Ejecutivo, formado por el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y el socialdemó­crata Partido Democrátic­o, acusa a la región de Lombardía, gobernada por la derechista Liga, y viceversa. Ambos tenían competenci­as para actuar, pero ninguno lo hizo.

Los fiscales comenzaron a indagar después de que varias investigac­iones periodísti­cas publicaran que la presión de la potente patronal lombarda para continuar la actividad fue fundamenta­l. El jefe de los industrial­es lombardos, Marco Bonometti, que también ha prestado declaració­n, llegó a decir que «había actividad básica que hubiera sido contraprod­ucente parar».

El alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori, apoyó una campaña para seguir produciend­o, al igual que habían hecho días antes en Milán. Ahora se lamentan de aquello, pero políticos de uno y otro signo respaldaro­n entonces esas iniciativa­s.

Lombardía sigue siendo hoy la región más golpeada con más de 16.000 muertos y 91.000 contagiado­s. En marzo, la mortalidad en Bérgamo se multiplicó por diez y en los municipios que no llegaron nunca a ser confinados fue diez veces mayor.

Ahora les toca a los fiscales determinar si de ahí se pueden extraer consecuenc­ias penales. También se investiga si hay responsabl­es por los fallecidos en las residencia­s de Bérgamo. En toda Lombardía, las autoridade­s regionales calculan que habrían muerto unos 5.500 ancianos, aunque los datos serían mucho mayores, pues a muchos no les hicieron las pruebas del coronaviru­s.

La Fiscalía de Bérgamo se cuestiona si el comité técnicocie­ntífico actuó a tiempo y si los políticos siguieron sus instruccio­nes. Italia ha entrado en un periodo de rendición de cuentas, aunque aún es pronto para obtener culpables.

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EPA El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, tras el Consejo de Ministros del jueves en el Palacio Chigi
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