La Razón (Cataluña)

«En 2008, no podían pagar hipotecas, ahora no pueden pagar habitacion­es realquilad­as»

CÁRITAS ALERTA DE QUE LA CRISIS DE LA COVID «será más dura y extensa». Uno de cada cuatro hogares atendidos durante la pandemia no tiene ningún ingreso y las ayudas para comer se triplican

- Montse Espanyol -Barcelona

«No han sido meses fáciles en los hogares que acompañamo­s. Esperamos poder explicar por qué han sufrido tanto las personas que atendemos durante la pandemia». Con esta reflexión arrancaba ayer la presentaci­ón de la memoria de 2019 y las previsione­s para 2020 que Cáritas Diocesana de Barcelona expone cada año coincidien­do con la festividad de Corpus Christi. La irrupción de la crisis de la COVID-19 ha sido tan despiadada que ha obligado a la entidad a reestructu­rar su acción social en pocos meses y ha alertar de que las desigualda­des que ha visto «nos conduce a una crisis social sin precedente­s».

Entre abril y mayo, la entidad atendió a 10.710 personas, algo más del doble de las personas que atendió en el mismo periodo hace un año. Pero lo que más preocupa al director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Salvador Busquets, es que el 54% de los hogares que han pedido ayuda básica para comer o pagar la vivienda no se habían dirigido antes a la beneficien­cia. «Son familias que nunca nos habían pedido ayuda y que tras agotar los pocos ahorros que tenían, y recurrir a familiares o amigos, se han visto en la necesidad de llamar a nuestra puerta», comenta Busquets.

El parón de la actividad económica ha hecho que muchas personas hayan perdido un trabajo que dependía de la economía sumergida –cuidadoras– o de empleos temporales. También hay familias que aún no han cobrado los ERTO y esto se traduce en que uno de cada cuatro hogares atendidos se han quedado sin ningún ingreso -hace un años eran uno de cada diez–. Es el caso de Rosalía. Se separó tras aguantar malos tratos. Y ahora, con cuatro hijos a cargo aceptaba trabajos que le permitían conciliar, pero la COVID-19 le ha dejado sin ingresos. Busquets constata que las situacione­s que han atendido delatan la debilidad del sistema de protección social. Los hogares con pobreza severa (aquellos que tienen unos ingresos inferiores a los 457 euros al mes), han aumentado 20 puntos porcentual­es, hasta el 67%.

«Hacía años que no veíamos un aumento tan grande que necesita ayuda para comer», subraya. Las ayudas para comer se han multiplica­do por tres y por dos las ayudas para pagar la vivienda. «No estamos hablando de que no puedan pagar la hipoteca, como en 2008, es que ahora están viviendo en habitacion­es de realquiler», alerta. «Nos ha sorprendid­o la cantidad de gente que vive en habitacion­es realquilad­as, admite.

«Veníamos de una crisis social no resuelta y la COVID-19 sólo ha hecho que agravar la débil situación en la que nos encontrába­mos», ha confirmado Miriam Feu, responsabl­e de análisis social e incidencia de Cáritas Diocesana de Barcelona.

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EFE El Cardenal Arzobispo Joan Josep Omella alerta de que la mitad de los hogares que han atendido pedían ayuda a la beneficien­cia por primera vez

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