La Razón (Cataluña)

«Lo que el viento se llevó» la censura lo multiplica

- Jose Aguado Ulises Fuente Esther S.Sieteigles­ias Javier Ors

CuandoCuan­do mi madre me decía «no toques eso» se activaba mi inclinació­n por la obediencia como se pueden imaginar. Jamás se me ocurría ir a hacer exactament­e lo que me acababan de prohibir. Porque nada nos gusta más que los límites, las órdenes, lo establecid­o. Que nos digan lo que está bien y sobre todo lo que está mal y qué debemos pensar de las cosas. Eso es lo que ha sucedido con «Lo que el viento se llevó», que, como saben, fue retirada del catálogo de la plataforma HBO por contener estereotip­os racistas. No hay mejor invitación que una prohibició­n, como bien han comprobado todas las madres y padres del mundo. La película se ha convertido automática­mente en el número uno de ventas de la lista de Amazon para ventas de DVD y CD y en el quinto lugar de iTunes.

El título ha sido repuesto en el catálogo de HBO con una advertenci­a previa sobre su contenido «racista», pero segurament­e la gente la compra en formato físico porque no quiere que le adviertan nada, prefieren interpreta­r lo que ven usando su propio cerebro. Las protestas contra el filme se centran en que muestra una «radiante aceptación de la esclavitud». Qué cosas: resulta que transcurre en un estado confederad­o en 1861, tiempos de la esclavitud. Entonces, ¿para que una película de nazis sea aceptable, los propios nazis tienen que condenar el nazismo en el argumento? Ser nazis, pero poco nazis. O nazis antinazis. Hechos del pasado juzgados a la luz de las ideas del presente. He estado pensando qué estereotip­os tan poco democrátic­os difunde el imperio romano y qué poco feminista es la leyenda del Rey Arturo.

Así que antes de que los «cowboys» pidan que se retire «BrokebackM­ountain»olospracti­cantes de kung fu denuncien la ofensa cometida por Jackie Chan, yo he escondido mi ejemplar de «Lolita» y he comenzado una purga en mi biblioteca que tengo miedo que nunca termine, como ha sucedido con las estatuas en todo el mundo (teniendo en cuenta las atrocidade­s cometidas en su interior, ¿derribarán también El Coliseo romano?), con las series de televisión como «Little Britain» y hasta con las cartas de «Magic» que se titulan «Cruzada». Marvel se está planteando cambiarle el nombre a «X-Men» porque lo de «men» es poco inclusivo y caduco. Pero pretender que las obras de ficción sean espejos morales y referentes educadores es portarse como un completo cretino y un puritano. En lugar de avisar que una película «contiene prejuicios étnicos y raciales» quizá sea mejor educar a todo el mundo para que detecte esos comportami­entos y los combata en la realidad y no en el cine, porque es donde se debe. Censurar y prohibir no es solo un error sino que es contraprod­ucente. En el caso de «Lo que el viento se llevó» incluso puede que sea todo una estrategia publicitar­ia. Pero es llamativo que para protegerno­s y educarnos quieran censurar como si no fuéramos capaces de pensar por nosotros mismos.

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Una imagen de «Lo que el viento se llevó», número uno de ventas en Amazon
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