Pequeña política bastarda
No ofende quien quiere, sino quien puede. O al menos eso dicta la esgrima retórica cuando uno se siente asaeteado. Don Juan Carlos podría ser ese uno, objetivo de toda la munición, de grueso o menor calibre, de esa nueva izquierda que aterrizó con la promesa de la ejemplaridad y la decencia y cuyo rastro desprende ya un hedor nauseabundo de cuerpo corrompido. Como todos los actos humanos, su dilatado y complejo reinado está afectado por claroscuros que únicamente serán sensatamente valorados con la perspectiva del tiempo transcurrido y la honradez intelectual de quien se acerque a su legado. Que se tenga que recordar aún que es el primer artífice de la llegada de la democracia y la libertad en el país resulta desalentador y cansino, pero vivimos donde vivimos y con quien nos toca. PSN, Geroa Bai, Bildu y Podemos sumaron ayer los votos para retirar el cuadro del rey padre del Parlamento de Navarra.
Solo Navarra Suma se desmarcó de la «hazaña». Hablábamos de quien puede vejar o humillar a Don Juan Carlos. Geroa Bai (PNV), Bildu y Podemos, en este caso, están muy lejos de alcanzar la talla moral suficiente. De los dos primeros, unos han chalaneado con el asesinato de inocentes y los otros han colaborado con ella, y ambos son coautores de una arquitectura social que ha asimilado la tortura de una parte de los suyos a manos de la otra parte con una banal cotidianidad. Para el tercero, la democracia es un medio para alcanzar el «paraíso» bolivariano liberticida. Y los socialistas hace tiempo que extraviaron la ética, justo desde que decidieron enjalbegar el hacha y la serpiente y pactar con ellos. Pues sí, hay gente que no puede ofender.