Fidel, el «culpable»
Las malas lenguas culpan al marido de Rocío por el distanciamiento de ésta con sus dos hijos. Dicen que nunca existió sintonía entre ambas partes, que Fidel era demasiado riguroso con Ro y Da, que las discusiones estaban a la orden del día. Y que llegó un momento en el que la situación fue insostenible. A la vista de las circunstancias, cuesta pensar que el reencuentro sea lo suficientemente positivo como para olvidar antiguas rencillas. Fidel es el muro, quizá insalvable, para regresar a la normalidad. Y es muy triste. Seguro que si «la más grande» continuara viva, no habrían tenido lugar tantos desafueros familiares.