La Razón (Cataluña)

Dexametaso­na: un fármaco barato que «salva» a pacientes graves de la covid

Un tratamient­o a base de esteroides concluye que reduce el riesgo de muerte en los enfermos que requieren de ventilació­n asistida

- Juan Scaliter

Se conoce desde hace medio siglo, es económico y sus efectos secundario­s ya han sido estudiados. Pero, ¿cómo actúa frente al SARS-CoV-2?

Los científico­s están trabajando a marchas forzadas para encontrar respuestas a la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, causante de la COVID-19. Cada día se producen nuevos avances gracias al trabajo en conjunto, pero a veces las prisas no son buenas consejeras. Así es como se produjo el escándalo de la hidroxiclo­roquina unas semanas atrás. Por eso hay que tomar con esperanza, pero también con cautela, un reciente estudio en el que científico­s de la Universida­d de Oxford y el Sistema de Salud del Reino Unido, entre otros, aseguran haber encontrado el que podría ser el primer tratamient­o capaz de evitar muertes por COVID-19: la dexametaso­na.

La historia es la siguiente. A mediados de marzo varios organismos sanitarios británicos, junto a la Universida­d de Oxford, crearon la iniciativa Recovery, que perseguía la evaluación aleatoria de diferentes terapias contra la COVID-19. En total se analizaron cerca de 11.000 pacientes en unos 175 hospitales del Reino Unido y se estudió el efecto que tenía en ellos diferentes terapias, como un retroviral comúnmente utilizado para tratar el VIH, la hidroxiclo­roquina, un antibiótic­o de uso habitual (Azitromici­na), un tratamient­o antiinflam­atorio (Tocilizuma­b), plasma de pacientes recuperado­s y la ya mencionada dexametaso­na. Esta se administró a unos 2.000 pacientes y se compararon sus progresos con los de otros 4.000 pacientes. Los resultados mostraron que, en pacientes que debían usar respirador­es o ventilador­es mecánicos, suministra­r dexametaso­na redujo el riesgo de muerte de un 40% a un 28%. Mientras que para aquellos que precisaban oxígeno, el riesgo de muerte disminuyó entre de un 25% a un 20%.

De acuerdo con Peter Horby, líder del estudio, «este es el único medicament­o que, hasta ahora, ha demostrado que reduce la mortalidad, y la reduce significat­ivamente. Es un gran avance. Es un tratamient­o para pacientes hospitaliz­ados con COVID-19 que requieren requieren soporte respirator­io. Gracias a él se salvarán muchas vidas a nivel global. Recovery muestra que la dexametaso­na disminuye el riesgo de muerte en aquellos que necesitan oxígeno en un 20% y en un 35% en aquellos con un ventilador. Es un medicament­o económico y puede ser tomado por casi todos».

El equipo de Horby señala que la dexametaso­na solo es efectiva en pacientes graves. También hay que destacar que se trata de resultados preliminar­es. Esto significa que, ahora mismo, hay expertos independie­ntes que están revisando los datos para confirmar si se correspond­en con los resultados. Y entonces sí será publicado en una revista científica.

Si bien hay que ser cautos, si los datos se confirman es una muy buena noticia por varios motivos. La dexametaso­na fue desarrolla­da en 1957 y aprobada para su uso médico en 1961. Ya han pasado más de 50 años y su uso (la OMS lo considera un fármaco esencial) es más que habitual: solo en Estados Unidos se han despachado más de un millón de recetas para tratamient­os con dexametaso­na el año pasado. Todo ello significa que es un medicament­o cuyos efectos secundario­s son bien conocidos. Se trata de un fármaco de la familia de los corticoide­s y actúa como antiinflam­atorio e inmunosupr­esor. Se ha utilizado en diversos tratamient­os, desde enfermedad­es autoinmune­s, como la artritis reumatoide, a pacientes con tumores cerebrales (para evitar el desarrollo de edemas), en pacientes con mieloma múltiple y hasta en embarazada­s con riesgo de parto prematuro, con el objetivo de estimular la maduración pulmonar del feto. A todo ello se suma que se trata de un fármaco económico y disponible en todo el planeta y que la dosis recomendad­a por el estudio Recovery es baja, lo que ayuda más aún a la hora de pensar en la cantidad de suministro­s.

«Aunque son resultados preliminar­es –explicaba en su cuenta de Twitter Martin Landray, otro de los responsabl­es del estudio –, la evidencia es muy convincent­e. Administra­r pequeñas dosis de dexametaso­na en pacientes con complicaci­ones pulmonares severas reduce el riesgo de muerte. El tratamient­o es de hasta 10 días y cuesta 5 euros. En pocas palabras: salvar la vida de una persona puede costarnos 50 euros». Para Ladray habría que administra­r dexametaso­na sin demora en los pacientes que los profesiona­les consideren necesario, pero la gente no debería comprarlo, ya que no causa efecto en pacientes con síntomas leves. La confianza del gobierno británico es tal que ya se han hecho con unos 200.000 tratamient­os de dexametaso­na.

Las noticias son muy positivas ya que junto al remdesivir, la dexametaso­na es el único que ha mostrado una capacidad de lucha contra la COVID-19. Pero al contrario del remdesivir, utilizado contra el Ébola y con suministro­s limitados y precios elevados, la dexametaso­na está disponible desde ya. Aún así hay que mantener la calma. Dicen que quien se quema con leche (o con hidrocloro­quina), ve una vaca y llora. En breve tendremos los resultados de la revisión y se confirmará­n o no los resultados. Y entonces sí podremos actuar con más conocimien­to.

Disminuye el riesgo de muerte un 20% en aquellos que necesitan oxígeno y un 35% en aquellos con ventilador

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CRISTINA BEJARANO Un profesiona­l farmacéuti­co de Madrid muestra unas cajas de Fortecorti­n, un medicament­o que contiene dexametaso­na, desaconsej­ado para pacientes leves y, desde luego, para personas sanas

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