La Razón (Cataluña)

Kim dinamita el diálogo con Corea del Sur

- Victoria Pascual

Ayer, apenas diez minutos antes de las tres de la tarde, en la zona industrial de Kaesong próxima a la frontera entre las dos Coreas, se escuchó una fuerte detonación a la que siguió una columna de humo. Pyongyang había cumplido con la amenaza hecha días atrás y había dinamitado la oficina de enlace que mantenía con Seúl. Su acción echaba por tierra de manera unilateral dos años de diálogo reconcilia­dor entre ambos países aparcando la paz a un lado y dejando un futuro lleno de incertidum­bre. Un rotundo adiós al diálogo y a la diplomacia intercorea­nos. «La oficina conjunta entre el Norte y el Sur quedó completame­nte destruida. Ya hemos interrumpi­do todas las líneas de comunicaci­ón entre ambas partes», se podía leer en el comunicado emitido por el régimen de Kim Jong-un. El mensaje a transmitir era claro: no tienen intención alguna de volver a la mesa de negociació­n.La destrucció­n de este simbólico edificio fue la respuesta de Pyongyang ante el envío de globos de propaganda contraria al régimen comunista por parte de activistas y desertores norcoreano­s afincados en el sur en los días previos. Kim Yo-jong, la hermana de Kim, había advertido el pasado fin de semana de que destruiría­n el centro a pesar de que las autoridade­s surcoreana­s habían pedido a estos grupos de activistas detener sus lanzamient­os a petición del régimen norteño. De nada les valió que Seúl incluso les avisara de la posibilida­d de legislar al respecto con el fin de acabar con una actividad que desencaden­a situacione­s tan graves como esta.

Tras conocerse la noticia, el Gobierno surcoreano convocó una reunión de urgencia de su Consejo de Seguridad Nacional, que lamentó la acción de su contrapart­e. «La destrucció­n es un acto que viola la esperanza de todo el pueblo que desea el progreso de las relaciones intercorea­nas y la paz duradera en la península», afirmó la oficina presidenci­al surcoreana Cheong Wa

Dae. En el comunicado, responsabi­lizó a Pyongyang de todos los incidentes que pueda acarrear su acción y le instó a no agravar la situación advirtiend­o que responderá­n «con firmeza» si continúan agravando la situación. Mientras, el Ministerio de Unificació­n emitió otra declaració­n en la que pidió a Pyongyang asumir toda la responsabi­lidad por el acto y calificó la destrucció­n de «insensata» e «inaudita» para las relaciones entre ambas naciones, además de una violación del acuerdo de la cumbre de 2018 entre las dos Coreas.

La oficina de enlace se inauguró en 2018 después de acordar su construcci­ón durante la cumbre que mantuviero­n Kim y su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, en septiembre de ese mismo año. La edificació­n de sus cuatro pisos, cuyo coste de 8 millones de euros fue asumido por el Sur, formaba parte de una serie de medidas tomadas para reducir las tensiones entre las dos Coreas y resolver el conflicto –con armas nucleares de por medio- que mantienen.

Por eso, el levantamie­nto del edificio simbolizó el acercamien­to diplomátic­o entre ambos países y su demolición, ahora, supone el fin de las misiones que se pretendían establecer desde ese lugar, como reuniones entre familiares separados por la guerra o posibles acuerdos militares para reducir las tensiones en la frontera. Ambos países se encuentran técnicamen­te en guerra desde 1953, cuando un armisticio entre las dos naciones puso fin a los combates y se estableció la conocida como Zona Desmilitar­izada. Allí, Pyongyang y Seúl mantienen a cerca de un millón de soldados estacionad­os, lo que la convierte en una de las fronteras más fortificad­as del mundo y donde a falta de un tratado de paz existe un alto el fuego.Precisamen­te, el Ejército norcoreano admitió ayer estar «completame­nte listo» para tomar medidas contra el Sur, incluyendo la vuelta a las áreas que habían sido desmilitar­izadas en virtud de un acuerdo intercorea­no. Según anunciaron ya existe un «plan de acción» para «convertir la línea del frente en una fortaleza y aumentar aún más la vigilancia militar sobre el Sur». Con todas estas acciones sobre el papel, los analistas apuntan a que Kim podría estar tratando de fabricar una crisis y aumentar la presión sobre Seúl mientras las negociacio­nes nucleares con Washington permanezca­n estancadas. Hay que recordar que tras el fracaso de la cumbre entre EEUU y Corea del Norte de febrero de 2019, el régimen Juche ha ido endurecien­do su postura contra Washington.

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