La Razón (Cataluña)

Trump desaira a Merkel y confirma el repliegue militar

La Casa Blanca confirma la retirada de 10.000 soldados de Alemania porque es «morosa con la Alianza Atlántica»

- Julio Valdeón - Nueva York

Donal Trump está decidido a retirar buena parte de sus tropas en Alemania. Sin importar el malestar evidente entre parte del Partido Republican­o ni atender y algunos senadores, el presidente vuelve a acusar a Alemania de no cumplir con sus obligacion­es contractua­les con la OTAN. Opina que su país no puede ni debe cargar con las principale­s cargas económicas asociadas a la defensa común y que, dada la poca disposició­n a cooperar de sus socios, le correspond­e adoptar medidas más contundent­es.

Trump habla de retirar hasta 9.950 de los 35.000 soldados. Aunque de sus palabras también se trasluce la posibilida­d de dar marcha atrás. «Alemania», dijo, «es muy morosa en sus pagos a la OTAN». Pero distintas fuentes, cercanas al presidente matizan la explosivid­ad de sus declaracio­nes. Entienden que lejos de tratarse de una medida que castiga a un socio como Alemania busca maximizar la presencia estadounid­ense y resituar sus tropas en otros países.

Aunque su retórica suena bastante

El presidente de EE UU castiga a Berlín por no gastar el 2% de su PIB en defensa como se había comprometi­do en la OTAN

bastante más incendiari­a: «Alemania es delincuent­e, han sido unos delincuent­es durante años y le deben miles de millones de dólares a la OTAN, y tienen que pagar. Paguen. Estamos protegiend­o a Alemania y son unos delincuent­es».

El cruce de acusacione­s mutuas y los malentendi­dos entre ambos países vienen de los primeros días de la actual Administra­ción. Hace apenas dos años que Sigmar Gabriel, entonces ministro alemán de Exteriores, acusó a EE UU de acelerar «el cambio climático debido a una menor protección del medio ambiente».

La explosiva visita de Angela Merkel en 2017, cuando sentados ambos en el Despacho Oval, le preguntó a Trump si quería estrechar su mano y él ignoró el ofrecimien­to de la canciller alemana.

Trump ha sostenido en varias ocasiones que Alemania es rehén de sus acuerdos energético­s con Moscú. Ha dudado de su verdadero compromiso con la defensa común. Le ha afeado su postura respecto a Irán y el desventura­do acuerdo de no proliferac­ión nuclear. Sin contar los resquemore­s a cuenta de las guerras comerciale­s, las políticas arancelari­as y los impuestos a las importacio­nes.

EE UU no es solo el socio crucial en el ámbito militar, decisivo dadas las actitudes y aspiracion­es del gigante ruso, sino que es también el principal importador de las industrias germanas. Un cliente esencial, por volumen del negocio, al que no conviene desairar. Sin el mercado estadounid­ense, la industria de la automoción alemana quedaría seriamente herida.

El propio Trump, en 2017, dedicó una de sus reflexione­s tuiteras a la balanza comercial mútua. «Tenemos un déficit comercial masivo con Alemania», escribió, «además de que pagan mucho menos de lo que deberían en la OTAN y el ejército. Muy mal para Estados Unidos. Esto cambiará».

En 2018, Heiko Maas, sucesor de Gabriel, le comentó a «Der Spiegel» que, en cuanto a las relaciones con EE UU, «no facilita las cosas cuando te ves enfrentado por tuits sorprenden­tes a diario».

«Uno de los únicos países que no ha acordado pagar lo que se supone que debe pagar», responde Trump, «es Alemania. «Hasta que paguen, retiraremo­s a nuestros soldados, algunos de nuestros soldados, aproximada­mente la mitad. Luego, cuando lleguemos a unos 25.000, veremos qué hacemos».

La Casa Blanca no olvida que Alemania, y como Alemania muchos otros socios europeos de la Alianza Atlántica, sigue sin cumplir con sus compromiso­s de gastar el 2% del PIB en defensa.

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AP Donald Trump firma en el Despacho Oval un decreto de buenas prácticas policiales criticado por ser solo voluntario

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