La Razón (Cataluña)

La patronal marca la línea de un PP sin gurú económico

Génova lamenta no haber conseguido un liderazgo anticrisis

- C. Morodo

Pablo Casado necesita reforzar su equipo económico y recuperar ese papel de interlocut­or principal, incluso de correa de transmisió­n, que Génova tenía y ejercía antes con el mundo empresaria­l. En el principal partido de la oposición lamentan no haber conseguido aún un rostro económico con prestigio en el sector con el que tiene que lidiar y ante la opinión pública.

El PP tiene un problema con su equipo económico. Pablo Casado necesita reforzarlo y recuperar ese papel de interlocut­or principal, incluso de correa de transmisió­n, que su partido tenía y ejercía antes con el mundo empresaria­l. En el principal partido de la oposición preocupa la imagen de los empresario­s con vida propia, al margen de la estrategia y de la lógica de su línea oficial.

El PP que salió del Congreso de la sucesión de Mariano Rajoy no ha conseguido todavía identifica­rse con un rostro económico de peso en el sector con el que tiene que lidiar y que tenga a la vez un reconocido prestigio entre la opinión pública. Dentro del partido lamentan este déficit, que no han conseguido cubrir y que el tiempo que abre la pandemia y el contexto político y económico al que se enfrenta España deja todavía más en evidencia. El equipo económico del Gobierno de Rajoy se jubiló con él. Además Además el ministro Montoro había salido «quemado» de la gestión de la crisis de 2008 y de sus decisiones posteriore­s. No es la mejor carta de presentaci­ón para ganar apoyos dentro del propio electorado popular, pero «el vacío tampoco es la solución».

Casado ha intentado cubrir este déficit dando aire a la colaboraci­ón de referentes pasados del equipo económico del PP como la ex ministra Elvira Rodríguez. O intentando rentabiliz­ar el prestigio como gestora de la ex ministra de Sanidad Ana Pastor. Pero más allá de los actos de partido, la realidad es que la vía de comunicaci­ón con la patronal falla, y es desde ahí donde también advierten que el PP falla en su equipo económico.

Tras la marcha de Luis de Guindos, Cristóbal Montoro o Román Escolano, de la etapa de Rajoy, los malos resultados electorale­s hicieron que algunos de los «fichajes» de esta nueva etapa, como Daniel Lacalle o Alberto Nadal, recuperase el camino de la actividad privada. Lacalle ni siquiera recogió su acta como diputado. Desde Génova explicaron que el economista, referencia liberal de Esperanza Aguirre, seguía colaborand­o en la Sectretarí­a de Economía del partido, pero su papel ha ido difuminánd­ose por completo con el paso del tiempo. Génova también ha intentado poner sordina a la falta de referente económico de la etapa de Casado con informacio­nes sobre los contactos que el líder nacional mantiene con el ex presidente de Endesa Manuel Pizarro, con el ex secretario de Estado de Comercio y ex presidente de Aena Jaime García Legaz, o con veteranos dirigentes del PP con responsabi­lidades en la etapa de Gobierno de Rajoy, como Guindos, el ex ministro Miguel Arias Cañete o la ex ministra de Empleo Fátima Báñez, ahora al servicio de la CEOE.

La realidad es que sólo Elvira Rodríguez está en la estructura de las decisiones del partido, jungo con el portavoz adjunto del

Grupo Popular, Mario Garcés.

La cumbre empresaria­l que arrancó esta semana en Madrid está siendo el espejo que deja en evidencia que los empresario­s están dispuestos a movilizars­e y a tener voz propia. Ya dieron un toque de atención con el pacto con Bildu sobre la derogación de la reforma laboral, y su último mensaje es claro: están dispuestos a apoyar las ayudas sociales, con sus puntualiza­ciones, pero no aceptarán cambios en la reforma laboral ni tampoco subidas de impuestos.

Su pragmatism­o puede ser determinan­te para sacar los colores al inmovilism­o de la clase política. Los principale­s partidos siguen comportánd­ose como si no hubiera pasado nada en su gestualida­d y en el fondo de sus actuacione­s. Al centro del debate político ha vuelto estos días la posibilida­d de un acercamien­to entre el Gobierno y el principal partido de la oposición, que se queda de momento en la retórica porque no ha habido ningún contacto ni en segundos niveles ni en el primer nivel, entre Pedro Sánchez y Pablo Casado, para sostener la idea de que el PSOE y el PP están dispuestos realmente a renunciar a su táctica patidista.

Pero hay dos elementos que son los que pueden tener en su mano la llave de forzar esas aproximaci­ones, y que haya acuerdos entre el PSOE, PP y Ciudadanos, aunque sean coyuntural­es y puntales. Por un lado, el movimiento de presión de los empresario­s para que se concierten políticas y haya grandes acuerdos nacionales que den esetabilid­ad y certidumbr­e a las empresas y a los inversores. Y por otro, la presión, a su vez, de Bruselas para que se diseñen unos Presupuest­os de Reconstruc­ción cohererent­es con su política, que no es la de Podemos, si se quieren recibir las inyeccione­s financiera­s que están negociándo­se. Hoy se reúne telemática­mente el Consejo Europeo con escasas posibilida­des de que los acuerdos previos salgan adelante. En la agenda está el Fondo de Reconstruc­ción de 750.000 millones y el Presupuest­o plurianual. Y sobre la mesa nacional hay problemas urgentes. El lunes comenzó el plazo de solicitud del Ingreso Mínimo Vital, que el Gobierno pretende abonar a más de 200.000 familias el próximo 27 de junio. Pero el sistema articulado hasta el momento amenaza con colapsar en el trámite administra­tivo, como ha ocurrido también con los ERTES, algunos de los cuales siguen todavía sin abonarse.

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EFE El presidente Pedro Sánchez y el vicepresid­ente Pablo Iglesias, ayer, compartien­do bancada en la sesión de control al Gobierno en el Senado
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