La compra china de firmas de la UE, en cuestión
La Comisión propone vetar operaciones de firmas extranjeras subvencionadas Quiere evitar que controlen sectores estratégicos
La Comisión propone vetar operaciones de firmas extranjeras.
Bruselas saca las uñas. El Ejecutivo comunitario propuso ayer un mecanismo para poder vetar e incluso revertir inversiones y compras de empresas europeas por parte de compañías de terceros países que reciban subsidios estatales. Bruselas no pone nombres ni apellidos, pero a nadie se le escapa que el Ejecutivo comunitario pretende con esta propuesta poner sobre el radar las prácticas anticompetitivas llevadas a cabo por China.
En un mundo cada vez más globalizado, muchas voces habían alertado de que el apretado corsé que impone la Comisión a las ayudas públicas dentro del mercado común choca con la libertad de otras empresas extranjeras que paradójicamente acaban operando en territorio europeo y gozando de mayor laxitud.
Según la expresión preferida por Bruselas, lo que pretende su propuesta es «nivelar el campo de juego» para que las empresas europeas no compitan en desigualdad de condiciones dentro de su territorio. Tras la pandemia, esta necesidad parece más acuciante que nunca. Con este objetivo, propone atacar en tres frentes. En el primero, podrá imponer multas
La Comisión Europea (CE) anunció ayer la apertura de una investigación en profundidad sobre la fusión propuesta por el grupo italoestadounidense Fiat Chrysler (FCA) y el francés PSA, fabricante de Peugeot, Citroën u Opel, que crearía el cuarto coloso automovilístico del mundo. A la Comisión le preocupa que la operación entre estas empresas pueda reducir la competencia respecto a los vehículos comerciales ligeros (furgonetas) de menos de 3,5 toneladas en el Área Económica Europea (AEE) y, más específicamente, hasta en 14 países de la UE y en el Reino Unido. o medidas correctivas a aquellas empresas de terceros países que reciban ayudas públicas por valor de 200.000 millones durante tres años consecutivos si se demuestra demuestra que estos subsidios perjudican al mercado común. En el segundo, el Ejecutivo comunitario también quiere imponer un sistema de vigilancia ex ante para que cualquier adquisición de una empresa europea por parte de una compañía extranjera que reciba subsidios públicos pueda ser vetada por Bruselas.Una tercera pata aboga por la limitación del acceso a las licitaciones puestas en marcha en territorio europeo, de tal forma que las empresas extranjeras se vean obligadas a informar de la ayuda económica que reciben por parte de terceros países cuando opten a los concursos públicos.
Dudas sobre la fusión entre Fiat y PSA