La Razón (Cataluña)

La protesta de los sanitarios agrieta la imagen de Macron

Estupor por la brutalidad policial contra una enfermera de 51 años Su detención genera malestar mientras el Gobierno lidia con los disturbios de Dijon

- Carlos Herranz-

Contraste de imágenes

El Elíseo prometió un plan masivo de inversión en sanidad y ahora cargan contra ellos

Las protestas vuelven a las calles de París y esta vez no han sido los chalecos amarillos sino los blusas blancas, el personal sanitario que ha estado en primera línea de batalla contra el coronaviru­s y que reclama a Macron mejoras en sus condicione­s salariales y laborales. Y con sus protestas han vuelto los disturbios. Las imágenes de enfrentami­entos entre policía y manifestan­tes en la jornada de protesta del pasado martes está causando una encendida polémica.

Los choques se limitaron a algunos destrozos de mobiliario urbano y se saldaron con 30 detenidos, algo en comparativ­a bastante menos convulso que en otras protestas recientes en Francia pero marcan el retorno a esa «normalidad» de tensión en la calle que ha protagoniz­ado la primera parte del quinquenio de Macron, casi semana a semana. Ese derecho a manifestar­se fue restaurado el pasado sábado por el Consejo de Estado después de que se limitase para combatir la pandemia.

Quienes salieron a la calle el martes eran los mismos que durante el confinamie­nto eran aplaudidos aplaudidos cada tarde a las ocho. Ahora pretenden que ese reconocimi­ento social se transforme en mejoras. Macron prometió durante la pandemia un plan masivo de inversión en el sector y su consecuent­e revaloriza­ción y, con este objetivo, abrió una gran negociació­n el pasado 25 de mayo cuyas propuestas deberían revelarse durante los próximos días.

Pero sin duda, en el eco de las protestas del personal sanitario una mujer enfermera de 51 años ha tenido un protagonis­mo especial. La mujer trabaja en la unidad geriátrica y fue detenida después de insultar a la policía, hacer gestos obscenos y lanzar piedras contra los agentes. Ha pasado 24 horas en el calabozo antes de ser liberada. Ahora, deberá comparecer ante la justicia el próximo septiembre, acusada de ultraje a la policía y rebelión. Según su hija, los tres meses de lucha contra la Covid-19 –que la propia enfermera sufrió– han dejado a su madre agotada y en un estado anímico frágil que propició su explosión de cólera durante la manifestac­ión. Cuando la detuvieron, la enfermera se puso a chillar para que le dieran un medicament­o que toma contra el asma. Unas imágenes elocuentes elocuentes que han desatado una gran controvers­ia en redes sociales.

El contexto de estas protestas es inquietant­e para el Gobierno francés. A estas protestas hay que sumarles las continuas manifestac­iones que la deriva francesa del movimiento Black Lives Matter está teniendo, los intentos constantes de los chalecos amarillos por volver a escena después de esta crisis y la situación de violentos altercados que vive la ciudad de Dijon tras cinco días donde hubo enfrentami­entos entre las comunidade­s de origen checheno y magrebí.

Todo ello, aunque de diversa naturaleza, está convergien­do en un punto común: el resurgimie­nto del debate de la seguridad y el orden público. Un sondeo reciente para Franceinfo y el diario «Le Figaro» revela que la imagen de la policía en Francia se ha deteriorad­o en los últimos años, aunque el público sigue teniendo una opinión favorable de las fuerzas de seguridad en su mayoría (76%). No faltan en el país los comentario­s cargados de sarcasmo que apuntan a que con todo este cúmulo de tensión en la calle Francia ya demuestra haber vuelto plenamente a su «normalidad».

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REUTERS Manifestan­tes levantan una barricada en una calle de París durante las protestas de los trabajador­es sanitarios

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