EL LENGUAJE, EN ESTADO DE EXCEPCIÓN
SiSi hubiese que definir de forma canónica la intención última de este libro podría ser que estamos ante un ensayo que recorre los significados y la evolución de la poesía... Pero el autor es todo menos tradicional. Un universo de sensibilidad y nuevas licencias irrumpe desde la primera línea para suplantar a nuestro firmamento. Desde ese momento, ya no estamos en el la existencia que conocemos, sino en otra distinta. La promesa de que nuestro mundo se esfumará «en lo indistinto» hace que pensemos que el viaje valdrá la pena.
Aunque la lírica sea indefinible, el propio Peyrou nos recuerda la enunciación de Bacherlard cuando expresa que «la poesía pone al lenguaje en estado de excepción». Añado algo más: «Es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse y que forman algo así como un misterio» (Lorca dixit). Quizá sea la forma más acertada de sintetizar un género al que intenta acercarnos el autor, sirviéndose de los materiales del lenguaje como la sonoridad o la textura, para invitarnos a leer cada verso con ojos urgentes hasta participar en su intrasentido.
De Shakespeare a la biología
Peyrou se apoya en una selección de poemas (Baudelaire, Dickinson, Eliot, Stevens, y Szymborska, pero también de Shakespeare, Góngora y Blake) para ilustrar las dimensiones en las que nos pide adentrarnos. Al tiempo sabe interconectar los versos con disciplinas hermanas como la pintura, la música, el psicoanálisis o la biología. Sin duda, una nueva antorcha que nos guía hacia la luz de verbo para regocijarnos en la asignación de un sentido propio para cada lector.
Estamos viviendo una nueva etapa de esplendor poético con la llegada de muchos y muy buenos autores. Lo complicado, como siempre le ha ocurrido al género, es encontrar lectores «hembra», activos, que tengan ganas de disfrutar de la experiencia. Tensión y sentido es, en esencia, un intento de convencer a ese público que desprecia lo que aún ignora, de que se adentre y se atreva a avanzar en un mundo de licencias literarias insospechadas, dobles sentidos e idioma arcano y secreto capaz de explicar lo misterioso. Porque el único opio de la poesía es el exceso de racionalidad y debemos quitarnos el prejuicio inquisidor del sentido único.
Un ensayo, este, tan clara y sutilmente escrito, que parece que cada lector, de forma unitaria, estuviera sentado al lado de Peyrou para que le ayude a reflexionar qué le han hecho creer sobre la poesía. Sostengo la misma tesis que atraviesa el libro: no todos los lectores se adentran en la lírica porque les faltan las claves maestras como no aprehender el verbo y hay que dejarse atravesar hacerse carne con él.