«Los lobos» y «Matthias y Maxim» inauguran la cartelera de la desescalada
Dirección y guión: Xavier Dolan. Intérpretes: Gabriel d’Almeida Feitas, Xavier Dolan, Anne Dorval, Camille Felton. Canadá-Francia, 2019. Duración: 119 minutos.
En la extraordinaria «Supersalidos», dos amigos del alma (Jonah Hill y Michael Cera) acaban una noche de borrachera «destroyer» declarándose lo mucho que se quieren. Uno de ellos va a marcharse a la universidad, el otro se quedará en la «urba»; la ruptura está cerca. Tal y como está escrita la escena –y la siguiente, el despertar con resaca, en la que ambos se arrepienten de haber mostrado sus sentimientos por el otro–, la película equipara, de un modo harto inteligente, la amistad masculina y el amor romántico. En apenas tres, cuatro minutos de metraje se pone patas arriba la noción de masculinidad en un género tan sexualizado como la comedia gamberra sin frivolizar el tema: es posible que Jonah Hill esté enamorado de Michael Cera, sobre todo cuando vemos cómo lo mira cuando se separan en las escaleras
mecánicas de un centro comercial. «Matthias & Maxime» es la prueba de que si Xavier Dolan hubiera dirigido «Supersalidos», habría sido mucho menos divertida, y también menos honesta. Aquí, dos amigos del alma, en este caso ya en los treinta, también en tránsito de separarse (uno se va a Australia a empezar de nuevo, alejándose de una madre abusiva; el otro, abogado, se prepara para sentar la cabeza y ascender en su trabajo), heterosexuales ¿con fisuras ocultas?, tienen que darse un beso para el corto de una colega. Dolan nos roba el momento, como si evitarlo fuera a aumentar nuestro deseo de verlo. Es una decisión
significativa, sobre todo cuando problematiza ese beso, convirtiéndolo en un trauma hiperbólico, se supone que porque ha liberado toda la tensión sexual de una relación que no había salido del armario. Llegamos a la conclusión de que Dolan, tan intenso como de costumbre, es un puritano. Exagerando la ruptura, desnaturaliza su discurso sobre la crisis de la masculinidad y los prejuicios sociales del amor. El resultado es una novela rosa que se toma en serio sus propios histrionismos, sin que la relación entre los personajes resulte ni creíble ni conmovedora.