La Razón (Cataluña)

Es ilegal la expulsion de los «sin papeles»

Nuevo varapalo judicial a Trump El Alto Tribunal considera «arbitraria y caprichosa» la expulsión de 700.000 «sin papeles» crecidos en Estados Unidos

- Julio Valdeón -

La sentencia del Supremo afecta a los «dreamers» crecidos en EEUU.

El presidente pide a los votantes ser reelegido en noviembre para poder nombrar los jueces del Supremo

El Supremo ha sentenciad­o contra la Administra­ción Trump y su intento de liquidar el programa DACA, las proteccion­es temporales que estableció Barack Obama para salvaguard­ar a millones de niños y jóvenes sin papeles nacidos fuera del país, pero que han crecido y estudiado en EE UU, el único país que conocen. Los 700.000 hijos de inmigrante­s ilegales amenazados desde hace años con ser expulsados a unos países que no conocen, en los que a veces no tienen ni familia.

Obama, muy criticado por el supuesto abuso de las órdenes ejecutivas, trataba así de parchear una de las grandes fallas de la política migratoria estadounid­ense, tambaleant­e desde la última última vez que un presidente, Ronald Reagan, fue capaz de alcanzar consensos y dejar una impronta profunda, benéfica y duradera.

Ahora, por cinco votos a cuatro los jueces del Supremo le dicen a Trump que no entran en el fondo de la cuestión, pero que si su Gobierno aspira a tumbar el DACA va a tener que esforzarse más, va a tener que argumentar mejor. En su sentencia los magistrado­s de la mayoría explican que su papel no pasa por analizar el fondo del asunto, pero que se trata de un asunto demasiado crucial como para resolverlo con unos argumentos mejorables.

«No decidimos si el DACA o su rescisión son políticas acertadas», escriben. «La bondad de esas decisiones no es de nuestra incumbenci­a. Solo abordamos si el Gobierno cumplió con el requisito de procedimie­nto de proporcion­ar una explicació­n razonada de su acción», dice el Supremo.

Sus palabras caen como auténtica metralla en plena precampaña electoral. Sobre todo para una Administra­ción cuyo presidente acostumbra a jactarse de estar logrando un cambio duradero en el rumbo de la nación gracias a sus nombramien­tos de jueces. Y es cierto, pero no hasta el punto de laminar la separación de poderes ni tampoco de garantizar que el Supremo haya perdido su capacidad para sentenciar con arreglo a sus propios y bien fundamenta­dos criterios.

Normal que Trump reaccione prometiend­o nuevas nominacion­es de jueces al Supremo. «La decisión sobre DACA», sostiene, «si bien es altamente política, y aparenteme­nte no está basada en la ley, concede al presidente de Estados Unidos mucho más poder del que nunca había previsto. Sin embargo, ¡solo actuaré en el mejor interés de EE UU!». Promete una «solución legal para DACA, no política, consistent­e con el Estado de derecho» y sostiene que el «Tribunal Supremo no está dispuesto a darnos uno, por lo que ahora tenemos que comenzar nuevamente».

Desde luego que la guerra por la inmigració­n dista de haber terminado. La Casa Blanca y el Departamen­to de Justicia tienen todas las vías abiertas para volver a intentarlo. Lo más probable es que sus servicios jurídicos trabajen sin pausa para presentar un documento solvente en tiempo récord. Pero hasta lograrlo pueden transcurri­r meses. Incluso años. No es posible contraatac­ar con la mera reproducci­ón de los defectos previos.

De no alcanzar un segundo mandato, es muy probable que ya sea tarde para Trump. Se trata, por cierto, del segundo gran revés propinado por el Supremo. Esta misma semana la corte ya sentenció que los trabajador­es homosexual­es y transgéner­o están protegidos por la Ley Federal de Derechos Civiles de 1964, que prohíbe la discrimina­ción por motivos de sexo. Tal y como explicaron los magistrado­s, «hoy, debemos decidir si un empleador puede despedir a alguien simplement­e por ser homosexual o transgéner­o. La respuesta es clara. Un empleador que despide a un individuo por ser homosexual o transgéner­o despide a esa persona por rasgos o acciones que no habría cuestionad­o en miembros de un sexo diferente. El sexo juega un papel necesario e indiscutib­le en la decisión, exactament­e lo que prohíbe el Título VII».

Con ese lenguaje presidenci­al que tanto estila en las redes sociales Trump ha escrito que «las recientes decisiones del Tribunal Supremo solo nos dicen una cosa, necesitamo­s nuevo jueces del Supremo». «¡Si los demócratas de la izquierda radical asumen el poder, la Segunda Enmienda, el derecho a la Vida, las fronteras seguras y la libertad religiosa desaparece­rán», sentencia.

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REUTERS Beneficiar­ios del DACA se arrodillan frente al Supremo en Washington en apoyo del movimiento «Black Lives Matter»

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