El transporte más seguro frente al coronavirus
Si el sector aéreo dice que es casi imposible el contagio a bordo, el tren defiende que ofrece más distancia entre pasajeros y ventilación mejorada
Tanto las aerolíneas como los trenes demuestran que son seguros.
Si la guerra entre países para captar turistas se presume cruenta, no menos encarnizada va a ser la de los medios que los transporten. Todo negocio que trata directamente con clientes se afana en demostrar que es seguro frente al coronavirus. La aviación y el ferrocarril, también.
Más allá de los protocolos previos a los embarques como la toma de temperatura o el uso de mascarillas, ambas industrias quieren convencer a los viajeros de que sus vehículos son seguros. En el caso del ferrocarril, Talgo, suministrador de buena parte de los trenes que emplea Renfe, ha implementado una serie de medidas y soluciones tecnológicas para evitar la propagación del virus. En concreto, está trabajando en la desinfección total del vehículo mediante el uso de productos biocidas, ozono o luz ultravioleta; el uso de superficies antimicrobianas; la instalación de barreras separadoras, que detienen la propagación del virus; y el uso de filtros de alta eficiencia, ionizadores de plasma o lámparas biocidas de tipo UV-C en el circuito de climatización, que mejora la calidad del aire, aumentando el caudal de aire limpio y reduciendo la recirculación.
En el caso de la aviación, las compañías también han redoblado los protocolos de limpieza. Iberia, por ejemplo, ha reforzado tanto la frecuencia como los productos utilizados con un tratamiento especial en superficies y espacios de las tripulaciones. La aerolínea limpia sus aparatos sometiéndolos a un procedimiento de nebulización que usa líquidos capaces de eliminar patógenos y permanecer sobre las superficies de forma activa, con un efecto retardado que continúa su acción aniquiladora en el tiempo.
El mantenimiento de las distancias distancias se ha convertido en cuestión capital para evitar la propagación del Covid-19. Y, en este aspecto, el tren tiene ventaja. Talgo asegura que cuenta con los coches que ofrecen una mayor distancia entre pasajeros. Pueden transportar 365 distribuidos en 200 metros de longitud, con una media de 33 pasajeros por coche. Por contra, el avión transporta unos 150 viajeros en un único espacio común.
La calidad del aire es otro punto clave. En el caso del tren, Talgo incluye en cada coche un equipo de tratamiento y renovación de aire, que lo introduce desde el exterior. En cuanto a volumen, cada pasajero dispone del doble que en un avión, según la compañía.
Las aerolíneas replican que es en esta cuestión donde se encuentra su punto más fuerte. La IATA, la mayor organización internacional del sector, asegura que el riesgo de contagio a bordo es muy bajo, lo que atribuye a varios motivos. El más importante, que las aeronaves está equipadas con filtros HEPA que eliminan el 99,99% de los virus y bacterias del aire recirculado y que renuevan el aire cada tres minutos. Además, los respaldos de los asientos y el hecho de que los pasajeros vayan sentados todos en la misma dirección también ayudan a frenar los contagios, según la IATA.