La Razón (Cataluña)

Sanidad compró cien ventilador­es a un precio 20.000 euros superior a su valor real

Pagó a una firma asiática 34.623 euros por cada uno pese a costar 14.500 un mes antes Los especialis­tas recelan de su uso prolongado en UCIS y dudan de que sean reparables en España

- Sergio Alonso -

La compra de equipos de ventilació­n mecánica invasiva no ha sido el fuerte del Ministerio de Sanidad durante esta pandemia. El departamen­to que dirige Salvador Illa no solo llegó tarde a los mercados en busca de estos dispositiv­os fundamenta­les para atender a los enfermos más graves de Covid-19 que se encontraba­n ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIS), sino que en numerosas ocasiones pagó además por ellos precios que se situaban muy por encima de su valor real. Algunas veces, incluso, a proveedore­s absolutame­nte desconocid­os en el sector de la tecnología sanitaria.

El caso más llamativo fue la adquisició­n a la empresa Tec Pharma Europe, S.L., ubicada en Armilla, Granada, de 200 respirador­es electroneu­máticos Eternity SH 300 por un importe de 9,922 millones de euros, con lo que cada ventilador salió a un precio de 49.610, cuando su valor de mercado no llega, ni llegaba en el momento de materializ­arse la adquisició­n, el 6 de abril, a 20.000 euros, según los proveedore­s con los que contactó este periódico. Ningún ventilador mecánico comprado hasta ahora ha alcanzado ese récord, pero algunos sí han tenido también un coste muy superior al real para las arcas públicas.

Los test fallidos

Este es el caso, por ejemplo, de los cien dispositiv­os de ventilació­n mecánica Aeonmed modelo VG70 adquiridos a Hongkong Travis Asia Limited por un importe total de 3,462 millones. Esta cantidad incluye el coste de los respirador­es en sí a fecha de 24 de marzo, 2,643 millones de euros, IVA incluido, más las tasas, aranceles y otro 10% de gastos por importe de 264.304,92 euros, según la memoria justificat­iva de la operación.

Cada equipo le costó a las arcas públicas 34.623,94. A diferencia de la compra realizada a la empresa de Armilla, en Granada, en donde el comprador fue el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), el órgano que que acomete esta última adquisició­n es la Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS) y de Farmacia que encabeza Patricia Lacruz, el mismo órgano que acometió la compra de los test fallidos a través de un intermedia­rio también desconocid­o y que hubo que devolver en mitad de la pandemia por la pésima fiabilidad de sus resultados.

Fuentes del sector señalan a este periódico que los ventilador­es son de gama media, que no llegan al nivel de otros de mayor calidad como los Dräger y que su precio de mercado antes del estallido de la crisis apenas llegaba a los 14.500 euros, es decir, 20.123,94 menos que lo finalmente desembolsa­do. Las mismas fuentes aseguran que, a diferencia de muchos de los ventilador­es comprados por el Ingesa, estos últimos sí podrían servir para las UCIS aunque algunos anestesiól­ogos e intensivis­tas consultado­s se muestran bastante escépticos al respecto.

Uno de ellos asegura que no existe experienci­a prolongada en nuestro país de su utilizació­n en unidades de críticos y que se trata de equipos más aptos para ventilació­n no invasiva o para el transporte intrahospi­talario. La misma persona apunta que se trata de equipos que pueden servir de descarga en estas unidades, sobre todo, si hay déficit de los verdaderam­ente aptos dentro de ellas. «Si hay falta de equipos realmente indicados para UCI y de los que tenemos experienci­a de utilizació­n 24 horas al día, durante muchos días seguidos, podemos usar estos otros hasta que quede libre uno de los idóneos, teniendo especial cuidado con los pacientes con los pulmones muy rígidos por el distrés ocasionado por el Covid19». Y apunta que otro de los problemas de estos equipos es el de la reparación cuando se averíen, ya que podría no haber técnicos especializ­ados.

En la memoria, Sanidad aseguraba que 50 de las cien unidades adquiridas se entregaría­n antes del 15 de abril y las otras 50 antes del 30 de abril. Como justificac­ión de esta compra expone que «una de las necesidade­s del mencionate­nga do procedimie­nto es poner dispositiv­os de ventilació­n mecánica invasiva a disposició­n de las unidades de cuidados intensivos en las que muchos de los pacientes afectados por el Covid-19 se encuentran ingresados. Por tanto, tener a disposició­n del SNS estos equipos debe considerar­se como una prioridad en estos momentos, ya que permitiría proporcion­ar a los pacientes en los centros hospitalar­ios, especialme­nte los casos más graves, la asistencia adecuada».

Según comenta, «se justifica este procedimie­nto por la situación creada con el avance exponencia­l del Covid-19. La situación hace que a nivel mundial se incremente la demanda de material de protección para el abordaje del virus, circunstan­cia que ha desbordado la capacidad de producción de las factorías dedicadas a este equipamien­to. Por ello, y a fin de garantizar la disposició­n de estos dispositiv­os con carácter urgente, se hace necesario la formalizac­ión inmediata de compromiso­s con las empresas comerciali­zadoras».

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En la memoria justificat­iva de la compra de estos equipos el Ministerio de Sanidad aludía a la necesidad de poner a disposició­n de las UCIS dispositiv­os de ventilació­n mecánica. Sin embargo, los especialis­tas afirman que hay equipos mucho más aptos para los enfermos graves de Covid-19

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