China y Europa chocan por el origen del rebrote en Pekín
Publican la secuencia del genoma y señalan una cepa europea pero Bruselas cree que aún no hay evidencias
Tras una semana en la que las alarmas volvieron a saltar en China por un nuevo brote de coronavirus en la capital, las investigaciones científicas parecen arrojar algo más de luz sobre el origen de este nuevo foco que, aunque ya controlado, mantiene a la ciudad en una especie de semibloqueo. Pekín publicó el jueves la secuencia del genoma de la cepa encontrada y, según las conclusiones preliminares, el coronavirus detectado procedería de Europa. Eso sí, según explicaron, se trataría de una cepa más antigua que las que circulan ahora por el continente y todavía se desconoce si llegó directamente desde allí. «Según los resultados preliminares del estudio genómico y epidemiológico, el virus es de Europa, pero es diferente diferente del virus que se está propagando actualmente en Europa», afirmó Zhang Yong, funcionario del Centro Chino para la Prevención de Controles de Enfermedades. Para él, el virus es más antiguo que el que se está propagando actualmente en el viejo continente y «podría haber estado oculto en productos alimenticios congelados importados, o estaba al acecho en un ambiente oscuro y húmedo como Xinfadi, con el ambiente sin haber sido desinfectado o esterilizado».
Zhang también afirmó que la cepa no se originó en la capital y «debieron de ser gente o productos de fuera de la ciudad los que lo introdujeron en el mercado», aunque por el momento «no está claro quién, o qué tipo de productos, introdujeron el virus en Pekín». Por eso, la gran incógnita de ahora ahora es averiguar cómo llegó hasta el mercado de Xinfadi, foco de esta nueva ola de contagios que ya suma 183 casos positivos. Ayer, se confirmaron 25 contagios más, cuatro más que el día anterior. La secuencia del genoma se publicó en un artículo por la Comisión Central para la Inspección de la Disciplina y fue compartida con la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el texto, detallaron que los análisis se basan en tres muestras (dos humanas y una ambiental) recogidas el 11 de junio, el mismo día que se anunció el primer contagio local de coronavirus en la capital china tras 55 días sin infecciones de este tipo.
Tras la publicación del estudio, la agencia de control de enfermedades de la Unión Europea salió al paso para decir que no hay evidencias suficientes para sacar conclusiones sobre el origen del brote de Covid-19 en Pekín y afirmar que haya sido importado desde Europa.
Sin embargo, como consecuencia del informe, China ha intensificado las inspecciones a los alimentos importados y ha lanzado una campaña nacional para inspeccionar todos los productos frescos almacenados en frío traídos de «países de alto riesgo», según explicó ayer Song Yueqian, funcionario de la Administración General de Aduanas. Hasta el momento, las autoridades habrían revisado más de 15.600 muestras de alimentos importados -embalaje incluido-, y todos los resultados habrían sido negativos. En esa misa dirección, Pekín solicitó a los gobiernos y compañías de alimentos de más de tres docenas de países que se centraran en prevenir la contaminación de alimentos por coronavirus.Ambas iniciativas respaldaban los comentarios de Zhang, que ya había alertado de que tanto el brote de Wuhan como el de Pekín tenían similitudes al haberse originado en mercados de productos frescos. Por su parte, el director del CDC, Gao Fu, insistió en que, tras la gran cantidad de muestras encontradas en Xinfadi, el patógeno llevaría rondando por la capital un mes más del tiempo del que se pensó inicialmente.
Mientras, aunque las autoridades han dado por controlado este nuevo foco, las medidas de contención continúan en la capital. Desde la drástica reducción de la movilidad interprovincial –trenes y aviones incluidos-, a la suspensión de clases y los test masivos.