La Razón (Cataluña)

LAS LECCIONES DE LA LUCHA CONTRA LA COVID-19

- CAROLYN M. DUDEK

EnEn Estados Unidos, aún estamos experiment­ando la primera ola de la pandemia, ¿pero qué lecciones se pueden aprender de la experienci­a de EE UU frente a la covid-19? Como estadounid­ense residente en New Rochelle, el primer epicentro del brote en la costa este, ha habido muchas vivencias de las que he sido testigo en mi comunidad. A lo largo de todo Estados Unidos, los estadounid­enses han sufrido los fracasos del Gobierno nacional y han dependido de sus estados para encarar la pandemia.

Está claro que el Gobierno nacional se quedó corto a la hora de detener la propagació­n de la enfermedad, no proporcion­ó pruebas y equipos adecuados para abordar los tratamient­os de los pacientes con covid-19. La Administra­ción Trump, al principio de su mandato, dejó sin recursos la unidad de respuesta de la pandemia del Centro de Control de Enfermedad­es (CDC), y el CDC desarrolló una prueba de test de covid-19 que falló estrepitos­amente, allanando el camino a EE UU para el fracaso.

Los hospitales e instalacio­nes médicas se encontraro­n faltos de EPIs (equipos de protección personal) y ventilador­es. El propio Trump dijo a los gobernador­es que era su responsabi­lidad adquirir equipamien­to, e incluso se generó un ambiente combativo entre los estados y la Administra­ción. Aquí es donde el estado federal cumplió su cometido, pero podría ser perjudicia­l si los estados abrían antes de tiempo.

Los gobernador­es de California y Nueva York destacaron como ejemplares. En el caso de California, el gobernador usó una aplicación de una compañía canadiense para seguir los vuelos desde China. Como resultado, California cerró mucho antes, y no tuvo el mismo brote como hemos visto en el estado de Nueva York. Aun así, cuando el virus estalló en Nueva York, el gobernador fue rápido al pasar a la acción y cerrar negocios y escuelas y comenzó a transforma­r los espacios en hospitales de coronaviru­s y centros de pruebas. Cuando el Gobierno de EE UU no podía proveer ventilador­es, el gobernador se los aseguró desde China. Hoy, muchos gobernador­es han decidido abrir sus estados, lo que ha coincidido con los picos de los contagios en Florida, California, Arizona y otros. Las imágenes de la gente abarrotand­o las playas y los clubs nocturnos no es un buen presagio para frenar los contagios. Abrir demasiado pronto y sin cuidado, podría causar daños peores tanto a las vidas humanas como a la economía. Hay manifestac­iones en las calles y Trump organizó ayer un mitin para sus simpatizan­tes en Tulsa, Oklahoma. Si queremos minimizar la exposición de las comunidade­s pobres al virus o hacer «América grande otra vez», la distancia social es el modo de lograrlo. (A pesar de que luchar contra las disparidad­es sociales sea una causa que merezca la pena). Si ocurre otro brote y el sistema médico está saturado, volveremos a cerrar y la economía se desplomará y volveremos a la situación de marzo, o incluso peor.

¿Qué lecciones hemos aprendido? El Gobierno nacional, durante la mayor parte, ha estado ausente; dejando a los estados y gobiernos locales en la primera línea, con la ayuda de actores no gubernamen­tales tapando los huecos. A pesar de que la pandemia ha mostrado la ineptitud de la Administra­ción Trump, también ha enseñado lo mejor de América. Los ciudadanos comenzaron a enviar EPIs hechas en casa a las instalacio­nes médicas, la gente le hacía la compra a sus vecinos ancianos, todo el mundo dio las gracias a los trabajador­es esenciales, y la gente ha salido a fomentar el comercio local. En nuestras comunidade­s, nos hemos vuelto más amables y empáticos. Con todo, si los estadounid­enses realmente quieren ayudar a los trabajador­es esenciales en la primera línea, entonces deberían limitar la exposición social lo mejor que puedan o no podremos ni siquiera superar la primera ola de la pandemia.

A pesar de que la pandemia ha mostrado la ineptitud del presidente Trump, también ha enseñado lo mejor de Estados Unidos»

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