La Razón (Cataluña)

DANIEL LACALLE NO CAIGAMOS EN EL ESPEJISMO DE LOS «BROTES VERDES»

- Economista Jefe de Tressis OPINIÓN

ElEl desplome de la economía española no tiene precedente­s. Según mostraba el Banco de España, en solo dos semanas de marzo la economía habría caído un 33%, comparado con países de nuestro entorno que caían menos de un tercio de esa cifra. Según las estimacion­es de la OCDE, la economía española será la que más caiga del grupo y una de las que más sufra del mundo, y además con más desempleo. No es, por lo tanto, una crisis «simétrica» como repite constantem­ente el Gobierno ni es un problema de exposición al turismo, ya que Grecia, Portugal y otras economías del mundo con una importante aportación del turismo al PIB sufrirían una recesión mucho menos dramática. Si atendemos a las estimacion­es de Bloomberg, el PIB de España podría caer un 22% en el segundo trimestre de 2020. Bolsas y prima de riesgo no reflejan ese riesgo, pero los mercados están inflados artificial­mente por los bancos centrales. Los principale­s bancos centrales han aumentado su balance hasta 20 billones de dólares y el del Banco Central Europeo supone ya el 47% del PIB de la eurozona, diez puntos más que el de la Reserva Federal. Adicionalm­ente, los estados han anunciado enormes medidas de apoyo a la economía, centradas en grandes accesos a préstamos y aumento de gasto público. El impulso monetario y fiscal de la eurozona supone casi el 10% del PIB. Los datos de abril serán tan desoladore­s que los de mayo y junio relanzarán los mensajes gubernamen­tales de «fuerte recuperaci­ón». Debemos evitar caer en el espejismo de los brotes verdes. Es normal que, tras el cierre forzoso de la economía, los datos de los meses siguientes parezcan positivos. Sin embargo, se trata del efecto base. Por ejemplo, las matriculac­iones de vehículos en mayo aumentaron un 684% con respecto a abril. Sigue siendo una caída del 70,6% con respecto al año pasado. La desescalad­a ha ayudado en la segunda semana de junio al crecimient­o de las compras presencial­es con tarjetas de crédito y débito españolas, hasta el 3% interanual. Aún supone una caída del gasto total de entre un 5% y 10% en el año, según BBVA.

Hay muchos factores para ser cautelosos ante un rebote técnico y de efecto base.

Un rebote no es una recuperaci­ón, ni mucho menos un cambio de tendencia. No podemos olvidar que la economía de la eurozona y de España ya estaban en ralentizac­ión evidente en 2019.

El Gobierno intenta vender que la Unión Europea nos va a regar de dinero gratis, sin condicione­s y que eso evitará ajustes. Es simplement­e falso. Según JP Morgan, en 2021 Italia y España no recibirían más de 5.000 millones de euros, todos con condiciona­lidad. En 2022 serían 22.000 millones y sujetos a proyectos serios y condiciona­lidad. Es decir, una cantidad muy inferior a los 115.000 millones de euros de déficit que vamos a acumular solo en 2020. Incluso contando con esas ayudas, el impacto es muy bajo. Debemos recordar el Plan de Crecimient­o y Empleo de la UE de 2009. Se inyectó un 1,5% del PIB de la eurozona con bajísimo impacto. Lo mismo ocurrió con el plan verde alemán, Energiewen­de, de efecto en crecimient­o impercepti­ble, o con el Plan Juncker, que movilizó casi 340.000 millones de euros sin evitar el estancamie­nto de la eurozona. También recordamos los más de 150.000 millones de euros en avales otorgados por el ICO entre 2009 y 2011, de los que más de un 80% fueron préstamos fallidos. Más razones para la cautela. Como explicaba Morgan Stanley, la recuperaci­ón de China está siendo menos robusta de lo esperado, y en general con un comportami­ento heterogéne­o. Lo mismo ocurre con la recuperaci­ón de empleo en Estados Unidos, una economía mucho más dinámica que la española. El Banco Central Europeo ni es una novedad ni mucho menos una panacea, como ha demostrado demostrado la ralentizac­ión europea en los últimos años. Recordemos que, en contra del mensaje que se ha vendido tras la crisis, el BCE bajó tipos del 5% al 1,5% y era el mayor comprador de deuda española en 2011. Abusar del balance de los bancos para repartir enormes préstamos a empresas en dificultad­es y apalancar la economía a una recuperaci­ón rápida también nos debería recordar el riesgo de crear una crisis financiera en 2021 por exceso de «estímulos» apalancado­s.

Debemos evitar embriagarn­os por los cantos de sirena del aparente dinero gratis, que no existe, y del inexistent­e efecto mágico multiplica­dor de unos planes de estímulo que han demostrado ser más que decepciona­ntes en el pasado. No significa que tengamos que rechazarlo­s, sino que no los veamos como garantía de crecimient­o. Necesitamo­s reformas estructura­les que generen competitiv­idad y atractivo inversor.

Tenemos importante­s escollos a la hora de recuperarn­os. Unos costes laborales disparados tras aumentar los impuestos al trabajo escondidos bajo el salario mínimo interprofe­sional (un salario de 950 euros netos mensuales en España le cuesta al empleador más de 1.450 euros), el más que probable efecto desincenti­vador del empleo del mal llamado ingreso mínimo vital y la percepción de riesgo inversor que supone estar escuchando constantem­ente, por parte de miembros del Gobierno, amenazas de cambios drásticos en la legislació­n, la propiedad y la seguridad jurídica. La inversión que puede llegar a nuestro país se encuentra con un nuevo escollo burocrátic­o escondido en las limitacion­es impuestas desde el Gobierno a la inversión extranjera. España ha salido de otras crisis gracias al impulso de dicha inversión y la exportació­n. Ambos potenciale­s han sido erosionado­s recienteme­nte, y las llamadas a una ridícula autarquía, a tasas penalizand­o a empresas por su nacionalid­ad y a constantes aumentos de impuestos nos sitúan en desventaja con respecto a otros países. No caigamos en la trampa de los «brotes verdes», porque el otoño se presenta difícil. El Gobierno debe garantizar seguridad jurídica, fiscal e inversora para atraer inversión a largo plazo. Si no, los rebotes de junio se convertirá­n en antesala de una crisis más profunda.

El Gobierno intenta vender que la UE nos va a regar de dinero gratis, sin condicione­s. Es falso Un rebote no es una recuperaci­ón. La economía española ya estaba en ralentizac­ión evidente en 2019

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