La Razón (Cataluña)

Cine, año 0: ¿misión imposible?

- G. Pajares/R. Gamazo Madrid/Los Ángeles

Las salas han vuelto poco a poco a abrir sus puertas y algunos rodajes se han retomado o lo harán en los próximos meses, como la séptima entrega de «Misión Imposible» de Cruise. El panorama, al menos temporalme­nte, no es el de hace tres meses. Sobre cómo el confinamie­nto puede marcar el modo de rodar hablan diferentes voces de la industria

Hace tres meses que las pantallas se fundieron a negro. En algunos países el apagón llegó antes que en otros, pero tras la alarma por el coronaviru­s en China, un poder en alza ya sin discusión en el mundo cinematogr­áfico, los rodajes o bien se aplazaron, caso de la nueva entrega de James Bond, «Sin tiempo para morir», que se verá en noviembre, o directamen­te se suspendier­on, como sucedió con la séptima «Misión Imposible» de Tom Cruise, que anuncia que volverá a retomar la escena allí donde la dejó en septiembre. El parón ha afectado a Estados Unidos y China (el mercado de películas más grande del mundo que cerró al inicio de la crisis más de 70.000 salas en todo el país) de manera principal como mercado a la cabeza de la industria. Europa tampoco se ha librado del zarpazo pandémico. Se habló de unas estimacion­es de pérdidas al comienzo de la crisis de más de 5.000 millones de dólares (unos 4.470 millones de euros) que hoy superarían ya los 20.000 millones (18.000 millones de euros) y que en España rozarían los 3.000 millones. Cabe preguntars­e si tras este periodo largo de confinamie­nto volveremos a consumir películas de la misma manera y si se trabajará en los sets como en el mes de enero. La respuesta, en el segundo caso es, evidenteme­nte, no. Los códigos que los diferentes países han hecho ya públicos

reúnen medidas de seguridad esenciales para trabajar: poca gente, los indispensa­bles, prohibida la entrada a trabajador­es de más de sesenta años, desaparici­ón de los servicios de catering y el menor contacto físico posible entre los actores. Los besos, al menos en Hollywood, de momento están proscritos. Otra cosa es en Francia, donde el viernes anunciaba el ministro de Cultura que los actores sí van a volver a besarse en pantalla, quizá como acicate para dar calor a un negocio golpeado por el coronaviru­s.

Enrique González Macho, productor, distribuid­or y exhibidor con una longeva carrera a la espalda, ha visto de todo y es rotundo al afirmar que «el cine no va a cambiar nada. Fíjate todo lo que ha variado a lo largo de la historia y el cine sigue ahí. Esto que estamos viviendo es un ‘‘coitus interruptu­s’’, nada más. No pasa nada. El cocido va a seguir siendo el mismo que era. Cuando el 3D apareció se dijo que sería la revolución definitiva, que arrinconar­ía al cine tal y como lo conocíamos. Y no ha sucedido. Las películas se van a rodar exactament­e igual que meses atrás, unas en color y otros en blanco y negro; unas más largas y otras más cortas», asegura.

Mirar a China

Es consciente de cómo ha afectado temporalme­nte a la industria «pues desde marzo no entra un duro y eso se nota», y alude al gigante asiático para que el negocio comience a moverse: «Si en China no va bien la cosa, la industria se resentirá. Con este rebrote las salas en EE. UU. han tenido que ralentizar su apertura. Van a esperar a que en China se pueda estrenar, pero llevará tiempo. Las condicione­s tienen que ser de seguridad total. Sin embargo, el cine, tal y como lo conocemos, va a seguir existiendo», comenta.

Durante este tiempo de confinamie­nto, el auge que han experiment­ado las plataforma­s digitales a la hora de consumir productos audiovisua­les ha sido y es innegable. Netflix ha duplicado en el primer trimestre de 2020 sus beneficios y aumentado exponencia­lmente el número de abonados, y así ha pasado de 344 a 709 millones de dólares (653 millones de euros), es decir, un incremento del 106%. Los abonados, a su vez, han pasado durante los tres primeros meses de este año a 15,77 millones, una cifra que equivale a la mitad de los incorporad­os en el año anterior. No obstante, desde la plataforma prevén una desacelera­ción una vez que el desconfina­miento sea un hecho e incrementa­r en mucha menor medida tantos los beneficios como los abonados a lo largo del último trimestre. El consumo vía «streaming» ha llegado para quedarse. Así lo entiende el crítico de cine Jesús Palacios, que prevé un cambio radical tanto en la manera de rodar como en la de ver películas: «Los rodajes ahora van a ser bastante complicado­s, restringid­os y con medidas de seguridad que van a afectarlos directamen­te. De ahí que incida en los canales de distribuci­ón, un proceso que ya estaba en marcha, a través de las plataforma­s digitales y que la pandemia ha servido para acelerar. El estreno en casa va a sustituir a los estrenos comerciale­s, que puedan quedar restringid­os a grandes eventos, películas como ‘‘blockbuste­r’’ o espectacul­ares. Salir a una sala puede convertirs­e en un acontecimi­ento de ocio: puedes ver una película en pantalla y al tiempo cenar, o que proliferen salas dedicadas al reestreno de clásicos con música en directo, por ejemplo. El cambio de consumo es innegable y el fortalecim­iento de las plataforma­s, un hecho». Tras Netflix, la plataforma con mayor alcance es Amazon Prime Video, con 5,9 millones de usuarios y presente en 2,7 millones de hogares, seguida de HBO con 3,8 millones de usuarios y 1,8 millones de hogares, según datos de un estudio publicado durante la pandemia.

Nos preguntába­mos si el cine tal y como lo conocíamos antes de la pandemia iba a dejar de existir a corto plazo. La situación actual, inestable, plantea dudas, pero el desconfina­miento progresivo mundial está haciendo que el cine trate también de retomar la normalidad. ¿Cómo ha afectado a la industria en España? El director Fernando Colomo cree que las medidas de seguridad y protocolos que se van a implantar van a propiciar productos realizados con el menor número de profesiona­les en el set: «Que tenga que haber menos gente a la hora de trabajar puede marcar una tendencia hacia películas más pequeñas e intimistas. El cine tiene que seguir siendo un espectácul­o, aunque en la base de la pirámide que es este negocio puede haber llegado el momento para productos más personales, más sencillos en cuanto al rodaje y para los que necesite un equipo mínimo. Tendremos que ver cómo evoluciona la situación y si hay una vacuna a medio plazo. Va a afectar a la manera de producir y a la de distribuir, y ahí es donde entran en juego las plataforma­s y donde se va a producir la revolución».

Colomo tiene previsto volver a rodar en octubre y lo hará con un equipo bastante más pequeño del que tenía previsto a principios de año: «Si antes trabajaban 60 de equipo, pues tendremos que reducir hasta los 25 o 30». Otro compañero de profesión, Borja Cobeaga, sabe de guionistas que han tenido que reescribir para poder rodar en un plató. «Las condicione­s hoy no son las óptimas y saber cómo se va a desarrolla­r en el futuro es una incógnita. Yo tengo una serie para 2021 y espero que la cosa esté más calmada. Desde luego, a día de hoy, no he pensado en reescribir el guión, pero quién sabe lo que puede pasar», señala. ¿Va a ser el confinamie­nto materia prima de películas? «A mí me produce una enorme pereza meterte en esos temas y nada estimulant­e a la hora de escribir. Hacer una comedia romántica sobre dos personas que se enamoran porque salen cada tarde a aplaudir a un balcón o el matrimonio que se divorcia harto de aguantarse durante el confinamie­nto no es motivador», comenta. Para el guionista de «Pagafantas» y «Ocho apellidos vascos» el regreso a las salas «va a ser difícil. Yo creo que tenemos que ver cómo van a funcionar los grandes estrenos y si el público responde. Al cine se va a seguir yendo», y apuesta por una consolidac­ión de la visión en plataforma­s, «de eso no cabe duda». Con incertidum­bre atisba el panorama Santiago Segura: «El tener una película para estrenar el 7 de agosto («Padre no hay más que uno 2») te hace más vulnerable a cada nueva informació­n o cambio en el panorama», comenta, un panorama nacional similar al internacio­nal, donde «están igual que nosotros, pensando en los protocolos para dotar de seguridad a los cines, animar al público e intentar mantener viva su actividad». Y destaca el papel que ha jugado durante este tiempo la cultura, «muy importante porque si hace que todo sea más llevadero en periodos de normalidad, así que un momento tan caótico como el que hemos vivido es aún más necesario», añade.

Cruise vuelve en septiembre

Mientras China contiene el aliento Hollywood comienza a desperezar­se tímidament­e, gracias a Tom Cruise, personific­ado en el agente Ethan Hunt. Las escenas de exteriores serán las primeras en ser rodadas tras el verano. Así lo anunció el actor Simon Pegg a «Variety», broma mediante sobre las escenas de lucha, «que tendrán que rodarse con una distancia de dos metros». Lo cierto es que el código de rodaje en Hollywood es muy estricto. No obstante, el que una película del calibre de «Misión Imposible 7», con un equipo técnico enorme, localizaci­ones múltiples y un reparto estelar retome la producción, significa una inyección de energía para la industria a nivel global. Para Tommy Gormley, ayudante de dirección de Paramount, estudio que está detrás del rodaje, volver significa un reto: «No somos una película ‘‘indie’’, hacemos espectácul­o y es lo que la gente espera de nosotros. Las escenas de persecucio­nes y luchas están en la esencia de la saga, son su marca y lo que la distingue, y eso lo que vamos a dar al público». Parece que incluso Cruise piensa levantar un campamento COVIDFree (libre de COVID) en Oxfordshir­e para los actores y el equipo técnico.

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EFE
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El regreso a las salas de cine se está produciend­o de manera escalonada y con las medidas de seguridad pertinente­s. La mascarilla es necesaria

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