VOX y el PSOE votan lo mismo y Lastra no dimite
Cuando el argumento de autoridad y la «idea fuerza» del discurso se vienen abajo, hay que hacer como que llueve y dejar que un tiempo prudencial nos alivie. La otra opción es ajustarse a los hechos, pero en Adriana Lastra eso sería como pedir peras al olmo. Todavía se carcajeaban los de ERC del reproche de la portavoz socialista en el Congreso –«van ustedes a votar lo mismo que VOX»– cuando el PSOE unía sus votos a la derechita cobarde y a la ultraderecha fascista de Abascal, por utilizar algunos de los términos con los que la señora Lastra despacha a la oposición. Pasen y vean. Los socialistas han votado lo mismo que VOX y la señora Lastra no ha presentado su irrevocable dimisión. Y esta vez no se trata de un asunto transversal, como lo de Don Juan Carlos, apoyado, además, por los letrados de la Cámara. No. Esta vez se trata de que esa ultraderecha fascista, como dice Lastra, y la derechita cobarde del PP, esa que corre detrás de Abascal a toque de silbato, también en ingeniosa descripción de Lastra, acaban de salvarle de un marrón a su partido de esos que se sabe cómo empiezan, pero no cómo acaban. Sí, señora Lastra, esos que usted llama indignos, antipatriotas que anteponen sus malvados intereses a los de la Nación, golpistas encubiertos que sólo aceptan la democracia cuando mandan ellos, han permitido, en defensa de la España de las libertades surgida de la Transición, que Pablo Iglesias, socio del Gobierno, no tenga que retratarse, y que el PSOE se ahorre la humillación de ver a Felipe González bajo la lupa cínica de los proetarras de Bildu y demás compañeros de viaje. Acto patriótico, sin duda. Yo no sé si hubiera tenido estómago.