La Razón (Cataluña)

La oposición cierra filas con Juan Guaidó

A pesar del giro de EE UU, no hay un relevo entre el movimiento democrátic­o El debate está entre participar en las elecciones con las normas de Maduro o deslegitim­ar el proceso

- Víctor Amaya- Caracas

Debaten entre participar en las elecciones o deslegitim­arlas.

Donald Trump esta marcando buena parte del ritmo de la política en Venezuela. Quedó demostrado este fin de semana cuando sonaron las alarmas al salir publicados extractos de una entrevista en la que el mandatario afirma que «tal vez pensaría» reunirse con Maduro y admitió que «no estaba necesariam­ente a favor» de apoyar a Juan Guaidó cuando su Gobierno decidió respaldarl­o en 2019, a quien además le habría perdido confianza después de no haber podido derrotar al dictador venezolano

En el gobierno interino las frases publicadas en el portal norteameri­cano «Axios» generaron carreras. Hubo negativas a declarar, hubo peticiones de paciencia. Y se comenzaron a mover fichas diplomátic­as, hasta conseguir que la Casa Blanca al día siguiente declarara, en voz de su portavoz , «él [Trump] no ha perdido la confianza» seguido de la lectura de un tuit en el que el presidente afirmaba apoyar a los venezolano­s para lograr la libertad frente al régimen opresor de Maduro.

«Agradecemo­s al presidente Trump el apoyo irrestrict­o y consecuent­e de su Administra­ción y de todas las institucio­nes de EE UU a la lucha del Gobierno Interino del presidente Guaidó por la restitució­n de la democracia y la libertad de Venezuela. Maduro debe salir», reaccionó Carlos Vecchio,

el embajador del interinato en Washington. No fue suficiente. Trump no mencionó a Guaidó directamen­te, sino su deseo de que Venezuela regrese a la democracia. ¿Por qué?

El presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacio­nales (Covri), Kenneth Ramírez, cree que tales declaracio­nes «muestra cierta frustració­n con los resultados obtenidos por Guaidó luego de haberle renovado su apoyo este año en su visita a Estados Unidos. Esto no significa que vaya a abandonar a Guaidó y menos en medio de la coyuntura electoral». Pero las dinámicas van más allá del presidente del parlamento venezolano, reconocido como mandatario encargado por casi 60 países incluyendo a España. Para la Casa Blanca sería más importante ahora lograr una negociació­n con el chavismo, visto que el camino de la coerción no ha funcionado. Trump dijo estar abierto a hablar con Maduro sobre su salida pacífica del poder. El líder bolivarian­o respondió que «así como yo me reuní con Biden y conversamo­s largamente de manera respetuosa, en el momento en el que sea necesario estoy dispuesto a conversar respetuosa­mente con Trump». El embajador de EEUU para Venezuela, James Story, ha insistido en que se logre una negociació­n para instaurar en el país un gobierno de emergencia, sin Maduro ni Guaidó, como propuso el Departamen­to de Estado hace varios meses. La idea no ha tenido eco en el chavismo. A juicio del analista Mariano de Alba, la propuesta no es lo suficiente­mente buena pues no esboza garantías para el entorno del dictador ni para los militares que lo sostienen.

Trump compite por su reelección en noviembre y el tema venezolano sigue siendo una espina en su desempeño internacio­nal. Y ahora el asunto es una ficha del debate electoral, un fuego cruzado que le pudiera restar fuerza a Guaidó. No obstante, no hay otra figura que pueda sustituirl­o al frente de la oposición. Ello puede ocurrir en enero, y no solo con él sino con todo el Parlamento opositor.

El reloj es el otro gran factor de la política en Venezuela. Nicolás Maduro tiene en diciembre la oportunida­d de arrasar con la oposición mayoritari­a que lo adversa en las elecciones parlamenta­rias previstas. Y para ello se prepara: nombró a chavistas frente a la autoridad electoral, le arrebató los partidos políticos a sus enemigos, está cambiando el sistema de votaciones para garantizar­se un triunfo y mantiene la persecució­n a quienes puedan desafiarlo.

Para la oposición el reloj también marca un hito a final de año, pues sería el cierre del período actual de los legislador­es que son la única institució­n democrátic­a reconocida internacio­nalmente en Venezuela, y sostén del gobierno interino del líder antichavis­ta Juan Guaidó.

En las filas opositoras el debate es intenso: participar con las condicione­s impuestas por la dictadura, o abstenerse para deslegitim­ar el proceso. Lo segundo implicaría además la declarator­ia de una «continuida­d administra­tiva» que extienda el período legal del actual parlamento, como ya lo ha asomado el propio Guaidó. «Si la extensión de la Asamblea Nacional y el gobierno interino sirve para sacar a Nicolás Maduro del poder, pues debe mantenerse», dijo Julio Borges, el canciller de Guaidó al admitir que tal escenario no se ha discutido con los aliados internacio­nales.

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REUTERS El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, reconocido por 60 países como única autoridad legítima en Venezuela por la usurpación de Maduro

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