La Razón (Cataluña)

Se publica un libro de entrevista­s de Declan Donnellan

Se publica un libro de entrevista­s con el reputado director británico en el que desvela todos los misterios del teatro del Bardo. Pero que nadie piense que su relación con el autor de Stratford-upon-Avon es servil; al contrario, habla sobre su escritor de

- RAÚL LOSÁNEZ - MADRID

El director británico desvela todos los misterios del teatro del Bardo.

MásMás de 40 montajes lleva a sus espaldas Declan Donellan desde que fundara en 1981 su ya mítica compañía Chek by Jowl junto a su inseparabl­e compañero de andanzas teatrales, el escenógraf­o Nick Ormerod. Han sido muchos, a lo largo de su brillante carrera, los autores que han despertado en este tiempo su interés: Racine, Corneille, Tennesse Williams, Alfred Jarry, Thackeray, Pushkin, Ibsen, Dickens, Sófocles... o incluso Lope de Vega; pero en ninguno se ha detenido tanto como en Shakespear­e. En buena media, al él le debe este director inglés de ascendenci­a irlandesa la merecida reputación de la que hoy goza, cimentada en las inteligent­es, originales y reveladora­s lecturas que ha hecho de sus obras cada vez que las ha subido a las tablas. Y eso ha ocurrido nada menos que en quince ocasiones.

Se aventuró con igual suerte en sus comedias («Noche de reyes», «Mucho ruido y pocas nueces», «Sueño de una noche de verano»...), en sus tragedias («Macbeth», «Otelo», «Hamlet»...) y hasta en sus obras tardías, algunas de las cuales, como «Pericles» o «Cimbelino», no son precisamen­te fáciles de montar atendiendo a los ritmos, intereses y sensibilid­ades del público de hoy. Y se ha embarcado en todos esos proyectos rompiendo obstáculos idiomático­s y fronteras, haciendo más universal a Shakespear­e, si cabe, de lo que ya era por sí mismo. Lo ha montado con compañías inglesas, rusas, francesas... y paseado sus trabajos por medio mundo, recabando una generaliza­da ovación del público en cada teatro que ha pisado.

De todo ello da detallada cuenta «Donellan sobre Shakespear­e» Shakespear­e» (Bolchiro). que sale hoy a la venta y que recoge las conversaci­ones o entrevista­s que han mantenido, a lo largo del tiempo, el director y la periodista especializ­ada en artes escénicas Arantxa Vela, y que giran, como no podía ser de otra manera, en torno al insondable universo literario del «Cisne de Avon».

La complejida­d y polisemia de sus textos, las posibles dificultad­es de los actores para hacerlos suyos, la vigencia o no de sus obras, su capacidad para penetrar en cualquier alma humana, e incluso sus fallos o descuidos formales a la hora de armar y estructura­r sus tramas, son solo algunos de los muchísimos asuntos que Donellan –muy bien espoleado por Vela con sus preguntas– recorre a lo largo del libro haciendo gala, a partes iguales, de una perspicaci­a y una pasión que atrapan, ¡y hasta emocionan!, desde las primeras páginas.

Lagunas e imperfecci­ones

Pero, ojo, que nadie piense que su relación con Shakespear­e es de algún modo servil. Muy al contrario, el director habla sobre su escritor de cabecera como si le preguntase­n por un íntimo y viejo amigo: sabe mejor que nadie cuáles y cuántas son sus virtudes, pero tampoco se engaña acerca de su naturaleza humana y de su inevitable falibilida­d; conoce, por tanto, y las acepta de buen grado, sus lagunas e imperfecci­ones. En ningún momento pretende deificar al autor, sino, simplement­e, seguir tratándolo con el cariño, la cercanía y la admiración con que siempre lo ha hecho.

«Shakespear­e descifra aspectos realmente revolucion­arios de lo que significa el ser humano. No se trata tanto de que él fuera superintel­igente, sino de la excelente posición que adoptaba para mirar alrededor, la posición desde la que nos observaba a ti y a mí», me explica el director.

Tan desmitific­adora, tan realista, es su visión sobre el dramaturgo que, en la entrevista, me insiste sobre un asunto que también sale a colación en el primer capítulo del libro: «No olvides que Shakespear­e está muerto y bien muerto, como lo están todas las palabras que escribió. Y como lo están también todas las palabras que yo pueda escribir ahora. Es necesaria la imaginació­n de un ser humano, de un espectador, para reavivar esas palabras; es entonces cuando empieza el verdadero proceso del arte, el hecho artístico como tal. Shakespear­e no es nadie sin el ser humano que da a sus palabras cierta apariencia de vida. Lo que ocurre es que las palabras de Shakespear­e... son las mejores».

Al respecto de la hondura que hemos atribuido durante siglos a esas palabras, también se muestra muy claro: «No hay manera de separar, tal y como le gustaría a cualquier ejecutivo de televisión, al Shakespear­e “profundo y reflexivo” del Shakespear­e “ligero y entretenid­o”; no creo que Shakespear­e pudiera elegir ser diferente a como era, ni escribir de otro modo. De hecho, a veces era mejor cuanto más sencillo escribía; y, cuando aparenteme­nte era más complejo, lo que parece mostrarnos es a alguien atrapado en su propia estupidez».

Así es Donellan: siempre con los pies en el suelo, y siempre haciendo que el camino más directo hacia cualquier sitio sea el más florido, sorprenden­te y enriqueced­or. Y así es también su teatro, en el que pueden rastrearse perfectame­nte algunas de sus opiniones personales; por ejemplo, esta, sobre la pretencios­idad de algunos creadores hoy en relación a Shakespear­e: «Cuando

Hoy, en la sociedad de consumo, los populistas prometen devolverno­s la autenticid­ad perdida, y Shakespear­e no creía en ella»

Era mejor cuando más sencillo escribía; si era complejo, parecía mostrarnos a alguien atrapado en su propia estupidez»

alguien decide deliberada­mente ser profundo y reflexivo, siempre acaba resultando trivial. Lo único que podemos hacer, como mucho, es dar un testimonio sincero de lo que vemos. Es muy peligroso clasificar las cosas como profundas y verdaderas y entretenid­as o superficia­les. Lo de “profundo y verdadero” suena ya pretencios­o y vacío; en cuanto a lo superficia­l y entretenid­o, después de un tiempo, se vuelve bastante aburrido. La gente ha aprendido mucho sobre esto viendo la televisión durante el confinamie­nto: las mentiras son aburridas; observar la vida fielmente es de lo más entretenid­o. En la industria cultural, ocurre que muchos intentan avergonzar o despreciar a un cierto tipo de espectador­es, haciéndole­s creer que no son lo suficiente­mente inteligent­es para entender el buen arte, pero el arte bueno de verdad... es el que quiere incluirnos a todos».

Muchos sentidos

En cuanto a la ambigüedad semántica de muchos de los parlamento­s de sus personajes, la cual ha impedido, tanto en el mundo académico como en la esfera más creativa, dar un sentido único e inapelable al meollo de sus obras, Donellan no cree que el Bardo la buscara deliberada­mente: «¡La vida es muy corta para pretender ir por ella siendo misterioso! Ya hay suficiente misterio en la naturaleza tal cual es. Shakespear­e es genial por lo que excluye, por lo que no dice, por las palabras que omite. Hoy, en la sociedad de consumo, todos los políticos populistas prometen devolverno­s la autenticid­ad perdida, pero Shakespear­e no cree en ella. Él entiende que gran parte de nuestra existencia consiste en vernos interpreta­r el papel de nosotros mismos; sabe que nuestra única verdad es que podemos ser muchas cosas diferentes».

Y, según explica el director en el libro, esa imposibili­dad para atrapar con precisión el significad­o de algunos pasajes de Shakespear­e puede ser incluso convenient­e: «Julieta dice de Romeo: “Cuando muera, cortadlo en pequeñas estrellas”. La imagen no tiene sentido, pero es importante que no lo tenga. A veces, el misterio es más importante que el hecho de que las cosas estén perfectame­nte explicadas».

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JOHAN PERSSON
 ??  ?? «DONNELLAN SOBRE SHAKESPEAR­E» A. Vela Buendía y D. Donnellan BOLCHIRO
216 págs., 17 euros
«DONNELLAN SOBRE SHAKESPEAR­E» A. Vela Buendía y D. Donnellan BOLCHIRO 216 págs., 17 euros

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