La Razón (Cataluña)

LAS «X» DE ETA

- CONSUELO ORDÓÑEZ OPINIÓN

Mi hermano fue uno de los primeros que empezó a denunciar que era la izquierda abertzale la que en realidad dirigía a ETA»

HanHan pasado más de tres décadas desde que los GAL perpetraro­n su último atentado, el asesinato de Juan Carlos García Goena el 24 de julio de 1987. Aunque siga pasando el tiempo, se continúa dando vueltas a la gran incógnita sin resolver de este grupo terrorista: quién es la «X» que estaría a la cabeza de su esquema criminal. Un informe de la CIA que al parecer vincula a Felipe González con los GAL está sirviendo a la izquierda abertzale y al PNV para orquestar toda una campaña contra el ex presidente del Gobierno y reclamar que se le investigue cuando ellos, en realidad, ya lo han condenado. Llevan muchos años acusándolo de ser el máximo responsabl­e de los GAL y el informe de la CIA solo es la excusa más reciente para seguir haciéndolo, cuando ese informe no prueba nada ya que se basa exclusivam­ente en recortes de prensa.

Todos los crímenes de los GAL son condenable­s e injustific­ables. Sus víctimas tienen derecho a reclamar justicia porque la merecen. Como todas las víctimas de todos los terrorismo­s. Desconozco el dato exacto de cuántos crímenes de los GAL están sin resolver porque la mayoría de sus asesinatos se cometieron en Francia, y competió a la Justicia francesa juzgarlos. Ahora bien, los GAL como organizaci­ón terrorista fueron investigad­os política y judicialme­nte en España, algunos dirigentes gubernamen­tales fueron procesados, juzgados y condenados, y varios cumplieron parte de su condena en prisión. Nunca hubo ninguna investigac­ión judicial contra Felipe González, ni nadie la promovió. Ni siquiera el notorio informe de la CIA defiende la responsabi­lidad de González, solo dice «si se confirmara esa participac­ión…». Por tanto, no está confirmada.

Quienes se rasgan las vestiduras con la famosa «X» de los GAL y dan lecciones sobre «silencios atronadore­s» y «obstáculos para la construcci­ón de la convivenci­a» [palabras de la candidata a lendakari de EH Bildu, Maddalen Iriarte] callan sobre los más de 350 asesinatos de ETA sin resolver. Y jamás han cuestionad­o las «X» de ETA. ¿Quiénes son los autores intelectua­les de los atentados de ETA? ¿Quiénes son los que han diseñado y gestionado sus estrategia­s de terror? Todos los que formaban parte del órgano bautizado como KAS (Koordinado­ra Abertzale Sozialista). Así lo probó la sentencia del Tribunal Supremo de ilegalizac­ión de Herri Batasuna, Euskal Herritarro­k y Batasuna: «La creación de Herri Batasuna, Euskal Herritarro­k y Batasuna responde a un designio expreso de articular un reparto coordinado de responsabi­lidades y tareas entre la actividad terrorista y la política cuyo objetivo era obtener una mayor penetració­n en la sociedad para la consecució­n de sus fines y limitar los efectos de la acción policial sobre toda su estructura. (…) A partir de 1976, ETA atribuyó a la llamada Koordinado­ra AbertzaleS­ozialista (KAS) las labores de dirección y liderazgo sobre todo el complejo organizati­vo creado. A partir de 1983 le fue atribuido a KAS la condición de “Bloque Dirigente”, reforzando de esa manera su tarea de dirección». Quince miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna y los dirigentes militares y políticos de ETA configurab­an esta siniestra entidad terrorista, máxima autoridad en el organigram­a etarra, por encima de Herri Batasuna y de la propia ETA. Mi hermano Gregorio fue uno de los primeros que empezó a denunciar que era la izquierda abertzale la que en realidad dirigía a ETA, y no al revés, aunque no fue el único. A los pocos días de ser asesinado, el entonces consejero de Interior del Gobierno vasco, Juan Mari Atucha, afirmó rotundamen­te que detrás de los atentados de ETA estaban la Mesa Nacional de Herri Batasuna y KAS. Numerosos responsabl­es del

Ministerio del Interior y del Ejecutivo autonómico vasco acusaron durante años a los cabecillas de KAS de ser quienes marcaban la estrategia del organigram­a criminal etarra. Pues bien, la mayoría de los integrante­s de KAS han quedado impunes. Y hoy nadie –mucho menos EH Bildu y el PNV– les exige responsabi­lidades por haber movido los hilos de la banda terrorista que más sangre ha vertido en nuestro país y que más en jaque ha puesto a nuestro Estado de derecho, con un saldo de más de 850 asesinados, 2.600 heridos, más de 10.000 extorsiona­dos y 100.000 exiliados forzosos del País Vasco y de Navarra.

Quienes durante décadas han señalado a la «X» de los GAL con nombres y apellidos jamás han arrojado luz sobre las «X» de ETA. Los cabecillas de la mafia etarra, amparados bajo las siglas de KAS, se han visto beneficiad­os de un marco de impunidad que nadie se atreve a cuestionar. Hoy muchos de ellos hacen política con alfombra roja. Adolfo Araiz, por ejemplo, número uno de EH Bildu en Navarra e impulsor de la «ponencia Oldartzen», en la que se aprobó la estrategia de la «socializac­ión del sufrimient­o» que consistió en extender el terror a toda la sociedad vasca y navarra eligiendo a personas clave de la política y la sociedad civil para que fueran asesinadas. Mi hermano fue el que estrenó esa estrategia criminal diseñada y votada por los privilegia­dos de KAS. Quiero decir públicamen­te los nombres de los integrante­s de KAS que votaron a favor de que mi hermano fuera asesinado. Esos nombres sí han sido probados en investigac­iones periodísti­cas y judiciales. Se lo debo a mi hermano Gregorio por haberse atrevido a señalarlos cuando vivía, y fue asesinado precisamen­te por ello. Los miembros de ETA que integraban KAS en 1995 eran Iñaki de Rentería, Mobutu, Mikel Antza, Pototo, Kantauri, Pakito, Fiti, Gorda e Iñaki Bilbao. Y los de Herri Batasuna eran Jone Goirizelai­a, Adolfo Araiz, Florencio Aoiz, Rufi Etxebarria, Joseba Álvarez, Jasone Manterola, Carlos Rodríguez, J. María Olarra, Roberto San Pedro, Antonio Morcillo, Julián Aguinaco, Santiago Val, Miguel Arbeola, J. López Aberasturi y Txoli Mateos.

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