La Razón (Cataluña)

PATINADOR DEL SENTIDO COMÚN

- JESÚS RIVASÉS

Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, en tiempos de “incertidum­bre muy alta”, con modales exquisitos pero con firmeza, claridad y sin pelos en la lengua, presentó ayer en la Comisión para la Reconstruc­ción del Congreso una hoja de ruta para el futuro inmediato lejano de la economía española. El gobernador concitó más que una cierta aquiescenc­ia de todos los grupos, desde Unidas Podemos a Vox, con la excepción de Noelia Vera, de la CUP. Las reacciones de los partidos a las palabras de Hernández de Cos parecerían indicar la inminencia de un gran acuerdo para la reconstruc­ción económica. Sin embargo, nada la presagia, pero ya nadie podrá alegar ausencia de propuestas, más allá de la política partidista, que merecerían ser atendidas. El gobernador predica la urgencia de adoptar una estrategia de crecimient­o económico “ambiciosa, integral, evaluable y basada en consensos amplios”. Además, defiende la convenienc­ia de que haya una política económica estable durante más de una legislatur­a. Hernández de Cos, como no hizo nunca ninguno de sus predecesor­es, habla con solvencia y desparpajo tanto de productivi­dad como de desigualda­d y del equilibrio de ingresos y gastos. Su comodidad al abordar esos asuntos desarbola a muchos de sus críticos ideológico­s, porque también invoca la legitimida­d de los políticos para que adopten sus decisiones. Él se limita a presentar sugerencia­s desde su atalaya doble, del Banco de España y, sobre todo, del Banco Central Europeo (BCE), en donde es uno de sus miembros más influyente­s, hasta el punto de que la agencia Bloomberg lo ha señalado como futuro posible sucesor de Lagarde. Fue decisivo para impulsar la política del BCE de hacer lo que haya que hacer para abordar la crisis y uno de los primeros en defender una cierta mutualizac­ión de la deuda pública en Europa. “El poder del Banco de España es el poder de influir en el BCE”, comentó en alguna ocasión, idea que estaba en la respuesta a las acusacione­s ignaras de la diputada de la CUP de que el Banco de España está al servicio del BCE. El gobernador desgranó sus recetas consciente de que pueden caer en saco roto, pero cree en la utilidad de su gesto. Abarcan los grandes retos de la economía y la sociedad y reclaman una agenda ambiciosa de reformas, desde la productivi­dad a las pensiones, sin olvidar el sistema fiscal. Cree que todavía es el momento de políticas expansivas pero que hay que diseñar los planes para que España reduzca el déficit y la deuda y opina que es posible. Desde su independen­cia es valiente y aborda asuntos tan polémicos como una revisión del IVA y de otros impuestos capaces de recaudar, así como el futuro del sistema de pensiones. Quizá por eso, el gobernador, sin llegar a la transversa­lidad, fue calificado ayer, con tintes elogiosos por parte del diputado de Unidas Podemos, Txema Guijjarro, como una especie de patinador virtuoso en “el fino filo del sentido común”. Al fin y al cabo, casi todo lo que dijo es sentido común, aunque como también apuntó el podemita –¡cosas veredes, Sancho!– a veces sea el menos común de los sentidos.

El gobernador, como nunca hizo ninguno de sus predecesor­es, habla con el mismo desparpajo y comodidad tanto de productivi­dad como de desigualda­d o del control del déficit

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