Cuando la noria se atasca
De los muchos sectores que la pandemia ha lanzado al abismo, el de los feriantes, ese gremio que recorre ciudades y pueblos para llevar entretenimiento y diversión, ha podido pasar más inadvertido que otros, pero existir, existe, y 30.000 familias viven de ello. O malviven, porque llevan sin facturar desde el pasado mes de octubre cuando finalizó la temporada. Ayer, feriantes de toda España se manifestaron en Madrid para lanzar una llamada de auxilio y reclamar a las administraciones públicas que les permitan abrir las ferias, que permanecen cerradas por la Covid-19, y que les den algún tipo de ayuda que compense las pérdidas que sufren.