SÁNCHEZ PUEDE VOLVER A LA TELE CON UN «ALÓ ESPECIAL REBROTES»
DIARIO DE UN VIEJO SOLO QUE LE GRITA AL TELEVISOR Señalará los distintos nuevos focos de contagios pinchando banderitas rojas en el mapa de España»
VivoVivo sin vivir en mí, y así se lo grito a la tele, por la falta de las homilías del padre Sánchez los fines de semana, y parece que también le sucede otro tanto a Iván Redondo: ve el mono cada vez más fuerte que el presi siente del piloto rojo de las cámaras que paliaba en gran parte su otro mono: el del piloto del Falcon. Ya deben de estar estudiando en Moncloa la reaparición estelar del presi con un nuevo formato: el «Aló Especial Rebrotes», en el que señalará los distintos nuevos focos de contagios pinchando banderitas rojas (Torra pidió que fueran amarillas, pero no parece que Él vaya a ceder) en el mapa de España y a la vez irá anunciando las medidas que su Gobierno (Illa, Simón y Cía) coordine para sofocarlos. Será una especie de Roberto Brasero de los rebrotes, pero en vez de isobaras y zonas de altas presiones, Él retomará en su prédica el alto sentido moral que siempre le inspira y apelará, constante y firme, aunque también emotivo y fraternal, a la responsabilidad ciudadana de nacionales y foráneos (esta parte aparecerá subtitulada en inglés, alemán, francés, italiano y danés) para evitar que el susodicho mapa de España tenga más banderitas rojas que la manifestación del 1 de mayo en Pekín. Viendo lo que veo en la calle y en la tele (imágenes de fiestas, playas, terrazas, etc.) mucho me temo que pedir responsabilidad a buena parte de los españoles en este desmadre estival es como pedir a Miguel Bosé y a Djokovic que se pongan la vacuna contra el coronavirus, si la hubiera. Se han encendido las hogueras de San Juan y es como si algún augur hubiera visto en sus ascuas el fin del mundo en los idus de julio y, al anunciarlo, contagiara al personal el virus de las ganas locas de vivir sin límites, o sea, sin mascarilla ni distancia de seguridad. Creo que era Bertold Brecht quien hablaba de un gobierno que había perdido la confianza en su pueblo, al revés de lo que sucede habitualmente, y buscaba otras gentes a las que gobernar. Niños, que el padre Sánchez no tenga que castigaros sin recreo, no sea que se canse de pedir responsabilidad poniéndose como ejemplo y se agencie otro pueblo. Uno vaciado.