EL OCASO DE LOS GRANDES HÉROES
ElEl héroe, epítome de la existencia humana, perdura en la memoria por su grandeza de carácter y sus hazañas excepcionales, admitiendo variaciones según épocas y culturas, como ya veía Carlyle en su clásico estudio. La taxonomía del héroe es muy amplia y, pese aproximaciones como la de Campbell, que pretenden hablar de un monomito, su estudio ciertamente admite variadas tipologías. Una de las más evidentes es la marcada por los géneros literarios: en el caso de los de la antigua literatura y mitología griegas, el héroe ha ido pasando desde la épica popular a la culta, de la tragedia a la comedia y de ahí al mundo postclásico en que surge la novela. A estudiar precisamente estas metamorfosis dedica Carlos García Gual su último libro, un original estudio que analiza cómo los héroes griegos van perfilándose en la literatura. En Homero destacan los paladines guerreros en pos de la fama (kleos) y honra (timé), símbolos de la edad heroica de Hesíodo, que también sientan las bases de un culto.
Origen de la tragedia
Pero el más moderno Ulises va transitando hacia otros derroteros literarios y Jasón abre el camino a una epopeya más libresca y romántica, la de Apolonio. Luego se ve cómo a la tragedia le interesa la caída de los grandes héroes, proporcionando un aprendizaje certero ante su sufrimiento: tiene mucho interés cómo cada uno de los tres grandes trágicos matizan el sentido o sinsentido de este sufrimiento. En Eurípides se va notando una cierta crisis del heroísmo tradicional, que moldea el ideal al hilo del tiempo y las mentalidades. Más breve es el tratamiento del héroe de la comedia de Aristófanes, cuyos personajes son populares populares y bienintencionados paladines de la colectividad que encuentran soluciones disparatadas a problemas acuciantes. Pero la cesura definitiva entre dos modelos de heroísmo la ve García Gual en los héroes de la Comedia Nueva de Menandro y, posteriormente, en la novela. En ese ambiente postclásico, de público y gustos aburguesados y apolíticos, el héroe pugna por la consecución de su dicha amorosa particular o por su propia salvación: ya no hay por grandes ideales colectivos o hazañas resonantes. La crisis del héroe transita desde lo colectivo a lo individual, de la fama imperecedera a la más modesta y quizá realista felicidad conyugal. En las postrimerías del heroísmo, nuestro más célebre helenista analiza al Alejandro novelesco, personaje que le es muy caro. En fin, no se pierdan este original y fascinante diálogo con los héroes antiguos y sus interpretaciones modernas, siempre con el tono cálido y cercano que caracteriza al autor.