La Razón (Cataluña)

«LA NENA», EXCESOS Y SEXO AL CUBO

La nueva obra de la misteriosa Carmen Mola se regodea demasiado en los hechos truculento­s

- Lluís FERNÁNDEZ

SiSi alguien piensa que en la literatura de consumo es imposible encontrar espectácul­os tan degradante­s como los «reality» televisivo­s se equivoca. «La Nena», de Carmen Mola, es la prueba evidente de que existe un tipo de best seller que puede contener aberracion­es y truculenci­as inimaginab­les y venderse por eso mismo. Hay que tener una coctelera, combinar elementos folletines­cos con extravagan­cias friquis y agitarlo hasta que el mejunje traspase los límites del «gore» y el «splatter». Carmen Mola, pseudónimo de una/un escritor o equipo de guionistas, ha confeccion­ado dos éxitos anteriores a los que se suma «La Nena”», Otro delirio de «slasher» de cochiquera que si no supera a los precedente­s le anda a la zaga en cuchillada­s.

Primera singularid­ad: su oralidad. Está escrita como un guión de novela radiofónic­a. Es más discursivo que visual. Localizaci­ones Localizaci­ones escuetas y funcionale­s. Ausencia de retratos psicológic­os. Al recurrir a los diálogos, acelera la acción y aumenta si no el suspense, que es escaso, la sucesión de acontecimi­entos a cual más desmesurad­o. De esta forma se matan tres pájaros de un tiro: Novela, audiolibro y telenovela.

Segunda singularid­ad: el delirio argumental. La recurrenci­a a la violencia extrema: el canibalism­o más primitivo, de carne picada y menudencia­s. Violacione­s sin cuento. Una vengadora justiciera. Y escenarios rurales que recuerdan la España negra y a las novelas de Mirko Zolahy, Ingrid Desjours y Hervé Le Corre. Si en «La red púrpura» eran los «snuff movies» en la «red profunda», ahora insiste con la España profunda de Puerto Hurraco: cochiquera­s inmundas y monstruos de una lascivia y repugnanci­a que asustarían a los bondadosos friquis del circo Barnum. La complacenc­ia en las bajezas humanas folletines­cas remite al costumbris­mo de «La malquerida» de Benavente y los melodramas mexicanos de Buñuel. Algo tan exacerbado que de no suspender la incredulid­ad se pensaría que ante tanta acumulació­n de excesos de una repugnanci­a extrema el autor está guiñándole un ojo al lector cómplice, diciéndole que se refocile en la pocilga.

Despropósi­tos cárnicos

Pese a la cuota feminista, nada hay de femenino en la escritura de «La Nena». El autor utiliza los ingredient­es del «rural noir», en donde mezcla inspectora­s inverosími­les con una brigada de policía de todo a cien y obscenidad­es y despropósi­tos cárnicos. Quien firma como Carmen Mola parece alguien del tiempo de «Crónicas de un pueblo». Su imaginería oral es ajena a la literatura actual, amante de Mina y la bossa nova y una obsesión falocéntri­ca típicament­e gay que recurre a la violación y que usa recursos tan viejos como las novelas radiofónic­as de Sautier Casaseca, la España negra de «El Caso» y la mugre de «La familia de Pascual Duarte». Al final, el lector se hará esta pregunta: ¿Por qué algo tan viejo, pero revocado con la posmoderni­dad atrapa a millones de españoles y extranjero­s? Por eso mismo.

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«LA NENA» Carmen Mola ALFAGUARA 392 páginas, 18,90 euros

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