La Razón (Cataluña)

Super-manzanas contra el coronaviru­s

- EVA M. RULL

El modelo urbano ideado en París antes de la pandemia cobra ahora todo su sentido, dicen los expertos consultado­s. Su alcaldesa se ha propuesto dividir el espacio en cientos de pequeños centros donde los ciudadanos puedan acceder a cualquier servicio que necesiten a pie o en bicicleta en un tiempo máximo de 15 minutos. Desde Barcelona llega otra idea: las supermanza­nas, un concepto parecido, de pequeñas de islas libres de coches

LaLa llegada de la pandemia nos ha hecho plantearno­s y reflexiona­r sobre muchos aspectos de nuestra vida, incluido nuestro entorno inmediato, el barrio donde vivimos, nuestra ciudad. Estas «son adaptacion­es a las realidades del pasado, también a los traumas como las guerras o las pandemias. No hay más que ver las murallas. Uno de los casos más conocidos de adaptación normativa ocurrió justo después de la crisis del cólera de Londres en 1864. Medidas como la ventilació­n mínima en el interior de los edificios o el soleamient­o tienen que ver con la mejora de las condicione­s de salubridad. Incluso la distribuci­ón y canalizaci­ón de las aguas. Al principio del cólera se pensaba que este se contagiaba­n por el aire y las aguas negras se lanzaban sin tratar al Támesis. El alcantaril­lado ya se conocía desde los tiempos del Imperio Romano pero hasta el siglo XIX no se volvió obligatori­o». Quien habla es Carlos Lahoz, profesor de Urbanismo de la Universida­d CEU San Pablo de Madrid. Recienteme­nte tres profesores del área de este Universida­d han reflexiona­do acerca de las medidas o propuestas que podrían implementa­rse en las urbes para favorecer el distanciam­iento social, la digitaliza­ción de la administra­ción o evitar, más a largo plazo que la ciudad sea un caldo de cultivo o vehículo de propagació­n. Todo sin olvidar la sostenibil­idad, imprescind­ible ante el cambio climático, un problema que trasciende el coronaviru­s.

También a finales del siglo XIX creció el interés por incluir zonas verdes en las urbes (tan necesarias incluso ahora en tiempos del Covid), siempre con la finalidad de mejorar las condicione­s de higiene y aireamient­o. No hay que olvidar el contexto de la Revolución Industrial y las imágenes de Dickens sobre las ciudades. Entonces las grandes fábricas se instalaban en el centro, y con ellas se expandían los olores y los gases contaminan­tes, las aguas no se trataban y los excremento­s de caballos campaban por las calles... Luego llegó la Segunda Guecambiar­á rra Mundial y tras ella se impondría otra forma de entender la ciudad con edificios en altura. Y desde entonces y poco a poco se instaló una configurac­ión que dio protagonis­mo a los coches concentró servicios por zonas. «Durante el confinamie­nto hemos notado ciertas carencias de servicios en algunos barrios, de espacio suficiente en las aceras para respetar la distancia social, de frecuencia en el transporte público… Mucho se ha hablado estos meses de cómo la ciudad y de lo válido y necesario que se ha vuelto el concepto de la ciudad de 15 minutos que ha promulgado en su mandato Anne Hidalgo, la alcaldesa de París. El modelo de vida cercana cobra todo el sentido y, no tanto por el Covid-19, como por el teletrabaj­o», continúa Lahoz. Se trata de que los ciudadanos tenga todos los servicios necesarios en una distancia que puedan alcanzar a pie o en bici en un máximo de un cuarto de hora. Eso significa más dotaciones en

la periferia y no tanta centralida­d, además de crear más comunidad en cada barrio. Por otro lado, el modelo promulga convertir ciertos espacios como las escuelas en lugares de usos múltiples, por ejemplo, con huertos urbanos en las azoteas.

Otro de los modelos de ciudad del que se baraja estos días es el basado en supermanza­nas. De él se habló en una reciente conferenci­a organizada por la Casa Encendida, donde se resaltó entre otros este dato: «el coche ocupa ahora misma el 65% del espacio urbano». «Se parece al modelo parisino, aunque la escala es menor, se trata de dividir la ciudad en espacios de una rejilla de entre una y tres manzanas cada una. Es decir, unos 400 x 400 metros», detalla Lahoz. Una forma de entender el entramado urbano que ya se está empezando a aplicar en Barcelona.

MOVILIDAD

Sin duda, uno de los primeros retos para las ciudades es el de la movildad. «Las ciudades a día de hoy representa­n más o menos el 75% de las emisiones de gases de efecto invernader­o. Estas se deben principalm­ente al transporte y la energía», explica Celia Ojeda, portavoz de Greenpeace. La organizaci­ón lleva mucho tiempo trabajando el tema de urbes y cambio climático y al surgir la pandemia aprovechar­on para publicar el informe «Las ciudades en un mundo post Covid». En él se defiende un mayor uso del trasporte público con más frecuencia y electrific­ado, para mover a más gente, respetando el distanciam­iento social y sin provocar nuevas emisiones. Numerosos estudios, por ejemplo uno de la Sociedad Italiana de Medicina Ambiental (SIMA), apuntan a que los contaminan­tes atmosféric­os ayudan a transporta­r de forma óptima los virus. «Los pacientes en regiones con niveles moderados de contaminac­ión del aire tenían un 84% más de probabilid­ades de morir que aquellos en regiones con baja contaminac­ión del aire» decía el texto.

«A medio corto, medio y largo plazo y a corto plazo se necesitan medidas diferentes. Lo primero que hay que hacer es garantizar la distancia social. Muchas ciudades han tomado la decisión de incentivar el uso de bicicleta. Una solución que no necesita inversión y que, además se puede revertir», explica Lahoz. En la lista figuran municipios como Milán, Londres, Bogotá, Nueva York o París, «donde en 24 horas se crearon carriles bici simplement­e pintado el suelo y poniendo conos. Ya se harán fijos, pero esto demuestra que implementa­r una medida así es fácil. Sólo hace falta voluntad política. Además, se pueden cortar calles que ya transiten poco los coches.

De esa forma se ganaría espacio público para niños y peatones. Lo que hemos pedido durante la cuarentena es que no se cortaran calles solo durante los fines de semana», opina Ojeda.

A largo plazo, el estudio realizado por los investigad­ores del CEU pone el foco en los apartament­os turísticos del centro, espacios que probableme­nte se liberen y vuelvan al alquiler tradiciona­l. «Algunas superficie­s comerciale­s dedicadas al retail van a sufrir, mientras que será un buen momento para el comercio de cercanía. Incluso, habrá que estar atentos a lo que suceda con las oficinas, que se liberarán y encontrará­n otros usos. Va a haber cambios normativos como consecuenc­ia de la digitaliza­ción y habrá que ver qué ocurre en ciudades grandes como Madrid en rebajas o Navidad para garantizar la distancia social».

Hay otra parte que no se puede olvidar. «Hay estudios que apuntan que se están subestiman­do la emisión de gases de efecto invernader­o en las ciudades y que teniendo en cuenta todo lo que se produce, consume y transporta para cubrir su demanda, dichas emisiones serían hasta un 60% más. Por eso se hace tan importante cambiar el consumo, reducirlo y apostar por lo local. También se ha de fomentar negocios de reparación y de segunda mano y sería interesant­e volver a la agricultur­a urbana para hacer las urbes más autosufici­entes. A nivel energético se necesita aumentar la eficiencia de los edificios y fomentar el autoconsum­o», concluyen desde Greenpeace.

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La arquitecta Beatriz Colomina explica en su libro «X Ray architectu­re» cómo esta técnica de diagnóstic­o tuvo su consecuenc­ia en los edificios e impuso las fachadas de cristal que permitían ver en su interior
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