La Razón (Cataluña)

Las elecciones vascas se erigen en un examen para la coalición entre PP y C’s en Cataluña

Un mal resultado puede dar la puntilla a las opciones de repetir el pacto en las autonómica­s catalanas

- Javier Gallego -

La fiebre por las coalicione­s surgida en Cataluña a raíz del «procés» va perdiendo fuerza. El bloque independen­tista experiment­ó con JxSí (alianza entre ERC y Convergènc­ia) en las elecciones del 27 de septiembre de 2015, pero, visto el resultado – no consiguió el objetivo que se marcó de superar el 50 por ciento de los votos–, no se volvió a reeditar. El constituci­onalismo, que ha explorado también esta vía con mayor timidez, tendrá su primera prueba de fuego en las elecciones del País Vasco del 12 de julio, aunque las perspectiv­as no son muy favorables: de hecho, de confirmars­e el desplome que apuntan las encuestas, puede prácticame­nte sentenciar todas las opciones de una alianza en Cataluña, bajo la marca de Cataluña Suma.

Además de las proyeccion­es que arrojan los estudios demoscópic­os, las relaciones entre PP y Ciudadanos tampoco atraviesan su mejor momento. El giro del partido naranja con Pedro Sánchez y Quim Torra ha alejado a ambas formacione­s –el líder popular en Cataluña, Alejandro Fernández, hablaba el pasado lunes de falta de confianza–: los populares se han mostrado poco receptivos al acercamien­to del partido naranja al presidente del Gobierno, pero menos aún al intento de abrir una vía de colaboraci­ón con el Govern –un ejemplo remarcable en este sentido es la mano tendida del partido liderado por Inés Arrimadas para modificar los presupuest­os de la Generalita­t del 2020 y para aprobar las cuentas de 2021, además de mostrar voluntad por alargar la legislatur­a pese a que está «agotada», como ha reconocido hasta el propio Quim Torra–. Los naranjas han optado en Cataluña, como a nivel nacional, por la vía de la colaboraci­ón con el Govern en la gestión de los efectos de la crisis del coronaviru­s – mantiene, eso sí, una férrea oposición y rechazo al «procés» y las iniciativa­s en esta línea de Torra–. Este planteamie­nto, que en otras circunstan­cias sería bienvenido, ahora choca con la mayoría de grupos parlamenta­rios, que piden elecciones por el caos y el desgobiern­o que reina en la Generalita­t fruto de la división entre JxCat y ERC. Justo lo contrario que Ciudadanos, que necesita ganar tiempo y alejar al máximo posible el escenario electoral para tratar de remontar en las encuestas.

Lo cierto es que en el PP tampoco se cierran a retomar una negociació­n tras los comicios vascos, aunque tampoco entusiasma la alianza con Ciudadanos –salvo casos excepciona­les, como a Cayetana Alvárez de Toledo, que continúa planteándo­la–. Las reticencia­s siempre han existido –en mayor o menor medida–, pero ahora se han intensific­ado a raíz del cambio de rumbo del partido naranja y, sobre todo, ante las malas perspectiv­as en las elecciones del 12 de julio. «Si sale mal en el País Vasco, será que al electorado no le convence la propuesta de coalición», explican en las filas populares.

Ciudadanos siempre había cerrado la puerta a una coalición con el PP: más aún cuando estaba en pleno apogeo tras su histórica victoria en las elecciones del 21 de diciembre de 2017. Sin embargo, ante las malas perspectiv­as electorale­s después de la debacle en las elecciones generales de noviembre de 2019, el discurso empezó a variar y el partido se empezó a abrir a explorar esta posibilida­d.

El PP afronta las elecciones catalanas –todavía sin fecha, aunque previsible­mente se celebrarán hacia finales de año ante la probable inhabilita­ción de Torra como president entre septiembre y octubre– con grandes esperanzas en confirmar la tendencia que apuntan las encuestas y remontar el vuelo. El partido, en contraposi­ción a Ciudadanos, se ha revaloriza­do en Cataluña durante los últimos tiempos gracias a Xavier García Albiol, que ha logrado la alcaldía de Badalona –el cuarto municipio más importante de Cataluña (220.000 habitantes)–, y a Alejandro Fernández, que se ha convertido como uno de los mejores parlamenta­rios de la cámara catalana –ampliament­e reconocido– y, junto a Miquel Iceta, ha tomado prácticame­nte el testigo de Inés Arrimadas como líder del constituci­onalismo en Cataluña.

En ese objetivo de liderar el constituci­onalismo, los populares han tomado la iniciativa desde hace meses y están trabajando en la preparació­n del «Libro Blanco para la libertad de Cataluña» –está ya casi listo–, que recoge medidas sobre diversos ámbitos para fortalecer al Estado en la autonomía y «revertir el proceso de construcci­ón nacional» ideado por Jordi Pujol en los años 80. El PP tiene previsto presentar este plan en la antesala de las elecciones catalanas.

«Libro Blanco» para Cataluña

Los populares presentará­n antes de las elecciones sus propuestas para reforzar el Estado en la autonomía

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EFE El líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, durante una intervenci­ón en el Parlament

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