Un rebote es la vida

EnEn estas alturas de LaLiga más que nunca se lleva eso de «ganar como sea», porque cada punto puede ser decisivo en busca del objetivo. Y lo que quiere el Eibar es no meterse en problemas, cerca como está de los puestos de descenso, sin quemarse, pero notando el calorcillo. No es fácil el Valencia, un equipo irregular, capaz de todo, pero un buen equipo que en Ipurúa mostró su lado más gris. Sobre todo en la segunda parte, cuando le tocaba reaccionar en busca del empate para acercarse a la meta, que en su caso es

Europa. Pero apenas logró crear ocasiones. Fue de más a menos, porque en el primer tiempo sí dio sensación de peligro, en un partido marcado por el tanto de Kondogbia. El centrocampista metió en su portería la pelota al cuarto de hora y desequilibró lo que era un choque equilibrado.

El conjunto de Mendilibar se fue reconociendo poco a poco y en la segunda parte la presión alta que le caracteriza tuvo efecto y vivió cerca de la meta de Cillessen. Mereció el segundo. Apretó el Valencia con la presencia de Cheryshev, pero tampoco fue un acoso y se marchó de vacío. Mangala acabó expulsado.