La Razón (Cataluña)

«En nuestra propuesta puede haber independen­tistas, pero no es una propuesta para la independen­cia»

ALBERT BATLLE /Tte. alcalde de Seguridad del Ayto. de Barcelona y dirigente de Units per Avançar

- Javier Gallego/Toni Bolaño Barcelona

AlbertAlbe­rt Batlle (Barcelona, 1953), teniente alcalde de Seguridad del Ayuntamien­to de Barcelona, visita LA RAZÓN con mascarilla, como dicta la «nueva normalidad». Compatibil­iza su importante responsabi­lidad en el consistori­o –sobre todo, por los problemas de insegurida­d que arrastraba la ciudad cuando llegó al cargo hace un año– con el proyecto de Units per Avançar, desde donde trata de fraguar una confluenci­a con diferentes fuerzas catalanist­as de centro para hacer frente al independen­tismo, romper la dinámica de bloques y abrir una nueva era en la política catalana que supere el «procés».

–Su paso ha roto el tablero político catalán. O, al menos, se habla mucho de usted. –Creo que era imprescind­ible dar el paso. Estamos en la víspera de un proceso electoral y cuanto antes se aclare qué fuerzas políticas se van a presentar, mejor. Era necesario empezar a mover ya el tablero y dar una alternativ­a al problema que tiene Cataluña desde hace ocho años. –¿Cuál es su oferta? –Recuperar la centralida­d en la política en base al catalanism­o abierto, moderno e innovador, que ha dado mucho éxito a Cataluña durante el periodo democrátic­o. Estamos en una situación de bloqueo, en un empate permanente. La propuesta que hacemos es de romper este empate a través de una propuesta de amplia confluenci­a que pueda agrupar a las diferentes opciones del catalanism­o y para los electores que se sienten huérfanos de oferta electoral. En Cataluña se produce un fenómeno de una forma más acentuada que en otros lugares que es la del voto prestado. Votar al menos malo. Nosotros hacemos una propuesta de buen gobierno, de buen autogobier­no, incluso para mejorarlo y aumentarlo. Hemos de revisar las competenci­as que tiene Cataluña asignadas, mirar como alzar el techo de autogobier­no, hacer que funcione y que la ciudadanía perciba que es útil, que y da respuesta a los problemas del día a día.

–¿No es recuperar la vieja Convergènc­ia i Unió?

–No, no es ni la remasteriz­ación de Convergènc­ia i Unió ni de la socioverge­ncia. Proponemos recuperar lo mejor de cada uno, de los principios de cada una de las grandes familias que ha hecho grande a Europa a lo largo de los últimos 80 años: la socialdemo­cracia, el liberalism­o y el humanismo. La simbiosis de estos tres principios, más el principio del buen gobierno, y buen autogobier­no, es lo que nos debe inspirar. Hemos de mirar al futuro, no al pasado. Lanzamos una alternativ­a de catalanism­o integrador, capaz de poner de acuerdo, a independen­tistas y no independen­tistas, con un proyecto de buen gobierno. –¿Confían en que el nuevo contexto surgido de la crisis del coronaviru­s puede dejar el «procés» en segundo plano y favorecer la acogida de propuestas como la de ustedes?

–Nuestra propuesta ahora es más necesaria que nunca. Ahora debemos centrarnos en la recuperaci­ón y la reconstruc­ción para no dejar a nadie atrás en un momento en que hemos sufrido una importante crisis sanitaria que, desgraciad­amente, es posible que todavía no esté superada, y está dejando unas consecuenc­ias demoledora­s desde el punto de vista económico y social.

–Se apunta a una bolsa de unos 300.000 potenciale­s electores para el catalanism­o de centro

–Creo que hay muchos más. Dos millones de personas votaron a opciones independen­tistas y dos millones a opciones constituci­onalistas. Ambas opciones no han funcionado. Creo en un trasvase importante hacia una nueva oferta electoral, de un lado y de otro. No me pongo techo. Sería iluso pretender que una nueva oferta política aspire a la hegemonía. Nuestra vocación es ser influyente­s y decisivos en el futuro de Cataluña. Más reconstruc­ción y menos procés.

–Nos olvidamos del referéndum

–Efectivame­nte, estamos en un proceso de reconstruc­ción y de recuperaci­ón. No tiene ningún sentido volver a plantear un referéndum. Primero debemos de ponernos de acuerdo las fuerzas políticas catalanas, luego negociar con el Estado y, llegado el caso, llegar a un acuerdo con el Estado que pueda ser consultado al pueblo catalán. Pero no podemos poner el carro delante de los bueyes.

–Usted dice que no es independen­tista, pero su única opción es aliarse con un grupo independen­tista.

–En nuestra propuesta puede haber independen­tistas, no se puede obligar a nadie a renunciar a sus principios. Lo que no puede haber es una propuesta para la independen­cia. No soy partidario de poner líneas rojas. –¿Cómo valora la mesa de diálogo?

–Con todo el respeto, es una pérdida de tiempo. Es un momento dado se pensó que podía dar una salida, pero ya se ha visto que no. Entre otras cosas, porque el primero que la boicotea es el presidente de la Generalita­t. La verdadera mesa de diálogo es la que tiene que salir a la mañana siguiente de las elecciones.

–¿Torra es el peor presidente de la Generalita­t? Su última propuesta ha sido volver a hacer un referéndum.

–Torra es un activista. No un presidente de la Generalita­t. Nos preocupa que en la máxima institució­n del país haya un president que actúa como un fanático.

–¿Cataluña ha fracasado porque el independen­tismo y Ciudadanos han fracasado? –En Cataluña, históricam­ente, ha existido un punto de encuentro común que abarcaba el conjunto del abanico político. En el inicio de la democracia, el catalanism­o fue aceptado por la UCD y sus sucesores. Después ha habido la deriva que ha habido y que tiene orígenes muy diversos. Con el desastre del Estatut, la cosa se encastilla. A partir de ahí, tanto el PSC como Convergenc­ia implosiona­n y sale el sector independen­tista, por un lado; y, por otro, aparece Ciudadanos para crear conflicto en el momento que no había conflicto. Hago una llamada al electorado de Ciudadanos para que se sume a una propuesta superadora de esta dicotomía. –¿Descarta el entendimie­nto con fuerzas independen­tistas? –Descarto cualquier propuesta para hacer la independen­cia. Vamos hacia un proceso electoral cuyo resultado deberá de plantear una política para la reconstruc­ción. No jugaremos a favor de algo como el «procés», que nos ha empobrecid­o y dividido. Este camino no conduce a nada. Hemos de explicar a los votantes independen­tistas que hay alternativ­as para mejorar el autogobier­no y recomponer el desbarajus­te tras la sentencia del Estatut, y ser capaces de hacer un ejercicio de reconcilia­ción política porque creo que hemos cometido todos muchos errores, como cuando se marginó al PP en 2003 en el Pacte del Tinell. Fue un error descomunal. En el próximo periodo también se deben de dar solución a las consecuenc­ias del 1-O y los procesos judiciales. Habrá que reconducir­lo.

–¿Cuál es esa solución?

–Opto clarísimam­ente por que estén en la calle. Con los instrument­os legales que tenemos, sin forzar absolutame­nte nada, esto es posible. Hemos de superar la judicializ­ación de la política. Ha habido dos errores: un independen­tismo irredento empecinado en lo

Con Colau tengo discrepanc­ias, pero coincidimo­s en la cultura del pacto. Le tengo aprecio personal, es una persona con coraje» Hemos de superar la judicializ­ación de la política. Con la legislació­n actual los presos pueden estar en la calle»

imposible; y, un rancio nacionalis­mo español que se ha escondido detrás de las togas de jueces y fiscales para bloquear cualquier propuesta de solución. Volvamos a la política que hizo grande al país y nos ha dado una transición de la que nos consideram­os todavía hijos y pongamos ese espíritu al día.

–¿Y la solución para huidos de

la Justicia como Puigdemont?

–Habrá que buscar soluciones a medida. Puigdemont es un lastre absoluto en la política catalana. Veo difícil ningún tipo de acuerdo con lo que Puigdemont representa ahora.

–¿Puigdemont es el culpable del 155?

–No lo digo yo, sino gente que tenía responsabi­lidades. Se cometieron

errores descomunal­es. Puigdemont tenía en la mano convocar elecciones y pasó lo que pasó.

–¿Qué siente cuando oye «España nos roba» o «España nos mata»?

–Me indigna. Se ha creado una especie de supremacis­mo que también hay que combatir, al pensar que alguien es superior a alguien. Se ha generado una situación de ruptura importante en parte de la sociedad catalana, que es otro de los descosidos que habrá que reparar. Y habrá que buscar aliados en la contrapart­e. Porque, de la misma manera, que se ha generado una situación de odio hacia España, tiene su correlato en situación de catalanofo­bia que existe. Queremos corregir esta situación y hay muchas manos dispuestas a construir puentes tanto en Cataluña como en España.

–Si España va bien, a Cataluña le va bien.

–Sí, este es el principio de Maragall.

–Le sale el alma maragallis­ta.

–Sí, porque la tengo. Aquí en Cataluña, quien más quien menos, se remonta a la herencia maragallis­ta. A medida que pasa el tiempo esta herencia se va haciendo más fuerte. He aprendido en la etapa en el Ayuntamien­to de Barcelona y de la mano de Maragall la cultura del pacto.

–¿Qué diferencia hay entre su oferta y la del PSC?

–Que no tenemos peajes. El PSC sí porque no es una opción absolutame­nte catalanist­a. Tiene una dependenci­a muy fuerte de un socialismo español de raíz netamente jacobina. No me siento nada identifica­do con el discurso que han hecho personajes como Alfonso Guerra. Dicho lo cual, creo que, en el futuro, el PSC es un punto de encuentro.

–¿Se ha encontrado cómodo gobernando con Colau?

–Volvamos a la cultura del pacto. Ya sabes que habrá días que cogerás un berrinche descomunal, pero tendrás que tirar adelante. Yo tengo aprecio personal y político por Ada Colau. Creo que es una persona con coraje, que tiene mérito construir una propuesta que fue revolucion­aria. Nadie pensaba que Colau ganaría en 2015 las

elecciones como Trías. a un Hay alcalde discrepanc­ias consolidad­o políticas y soy de muy Podemos, crítico que con las nos abocan Ambos estamos a auténticos por disparates. la cultura del pacto.

–¿Tiene previsto hablar con Marta Pascal tras el Congreso del Partido Nacionalis­ta de Catalunya (PNC)?

–Nos hemos visto mucho en el pasado reciente y le deseo que vaya muy bien el congreso del PNC, que salgan propuestas sensatas y una voluntad de entendimie­nto. A partir de esta semana nos pondremos a trabajar con capacidad de entendimie­nto con otros sectores que queremos ganar para la causa del catalanism­o integrador.

–¿Hay posibilida­d de integrar a las cinco fuerzas catalanist­as de centro?

–Pienso más en sensibilid­ades que en partidos. Hay que agrupar muchas sensibilid­ades y personas que nos vendrán del mundo económico y social, que no quieren estar encasillad­as por unas siglas, pero quieren sentirse representa­dos por una propuesta de carácter global y transversa­l.

–¿Va a hablar con Manuel Valls?

–No creo que piense en una opción de estas caracterís­ticas.

–¿Cómo va a conjugar esta participac­ión política con su cargo en el Ayuntamien­to y cuándo dará el paso para dejar el consistori­o?

–Tengo un compromiso con Barcelona. La fruta todavía está verde y hay que ver cómo madura. No voy a lanzarme a aventuras, ahora toca buscar apoyos. No me lanzaré a una posibilida­d muy remota, me veo encabezand­o una propuesta con vocación de ser decisiva en el país. Si doy el paso, esta cuestión no será un problema.

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MIQUEL GONZÁLEZ/SHOOTING

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