La Razón (Cataluña)

«Veneno»: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Estrena hoy el segundo capítulo de la serie cuyo primer episodio fue visionado por 2 millones de espectador­es

- CECILIA GARCÍA-

AtresPlaye­r Premium estrena hoy el segundo capítulo.

HayHay que ponerse una coraza de hierro cuando un niño descubre que su normalidad –ser físicament­e un varón cuando la mente le envía constament­emente señales de que es una mujer– tiene que convivir con esa singularid­ad que no entiende ni de convencion­es ni de normas sociales. Es lo que le ocurrió a Cristina Ortiz, «La veneno», que desde muy pequeña –nació en 1964– cogió sin ser demasiado consciente las riendas de su vida a los nueve años. Sin achantarse iba con la cabeza bien alta por su pueblo Adra (Almería) ante los gritos de maricón y las agresiones que sufrió. Fue un aprendizaj­e cruel que le pasó factura y que ayuda a entender al personaje televisivo televisivo que muchos años después enganchó a los espectador­es. A partir de hoy, en ATRESplaye­r PREMIUM está disponible el segundo episodio de «Veneno», que se estrena en el día del orgullo gay y en el que se recrea su infancia y adolescenc­ia, cuando la conocían como Joselito.

Necesidad de aprobación

«Cuando estábamos escribiend­o el guión, todo comenzó con una pregunta: ‘‘¿Por qué la fama que logró en el ‘‘Mississipp­i’’ le hizo tanto daño?’’. Para ello había que recrear su niñez y adolescenc­ia que convirtier­on a Cristina en la que después fue y su tremenda necesidad de aprobación, porque su madre y su entorno nunca la entendiero­n», manifiesta Javier Ambrossi. creador y director de la serie junto a Javier Calvo.

El episodio es un tobogán de emociones: se ríe pero también acongoja, a poco que que se tenga un mínimo de empatía, porque por aquel entonces Joselito –con siete o nueve años de edad– se hizo monaguillo ya que eran los únicos niños que llevaban lo que ella considerab­a una falda. Un poco más mayor le pidió a su madre que le hiciese un traje – inspirado en uno que llevó Miguel de Molina, un cantante de copla represalia­do por el franquismo– con muchos volantes para ir a la fiesta de carnaval de su pueblo. En ese momento, se le vino el mundo encima: su progenitor­a la repudió y los vecinos encontraro­n a la persona idónea con la que ensañarse con palizas –«Los Javis» no se regocijan con esas escenas– e insultos. «‘‘La Veneno nunca perdió la inocencia y buscar el cariño de su madre; es más, ella decía: ‘‘Si no me acepta mi madre, me da igual que me odie la gente’’. Su mamá fue incapaz de sobreponer­se a la realidad de Cristina, le revolvía mucho. Lo que ocurre en el segundo capítulo es muy emocionant­e y el final te deja muy dolorido», afirma Javier Calvo. Ambrossi añade que: «El rechazo le marca para siempre, por eso su vida es una carambola de momentos trágicos».

«La Veneno» no solo quería ser mujer, deseaba ser un pibón ante la que todos los hombres y mujeres se diesen la vuelta, porque «luego utilizó su belleza como venganza ante el mundo», dice Ambrossi.

Isabel Torres, la actriz transexual que la encarna en su etapa más madura, piensa que esta entrega «ayudará a entenderla mejor ya que puede ser el episodio más crucial En él se ve el drama que vivía Cristina fuera de las cámaras. Creo que va a dejar impactado al espectador porque no se conocía. El público solo veía al torbellino, a la deslenguad­a que soltaba todas esas frases en el programa de Pepe Navarro, pero no a la persona que sacaba fuerzas de donde no las tenía».

El primer capítulo de «Veneno» fue visionado por dos millones de espectador­es a pesar de estar en una plataforma. Tras el pico de la pandemia se inicia el rodaje del resto de capítulos este verano.

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EFE El debutante Marco Satkovszki interpreta a «La Veneno» cuando era un niño

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