EL VERSO SUELTO DE LA DERECHA GALA
Dicen de Rachida Dati que es el verso suelto de la derecha francesa. Mujer árabe de derechas que encarna el sueño meritocrático de la política francesa, no poco cuestionado. Lo cierto es que la ex ministra de Justicia de Sarkozy, que nunca llegó a abandonar por completo la arena política y cuya tenacidad está fuera de toda duda, ha resucitado una candidatura que parecía condenada hace tan solo unos meses a llegar a la línea de meta por detrás del macronismo, de la actual alcaldesa socialista Anne Hidalgo e incluso de los ecologistas. Dati nunca ha sido dogmática de las siglas, pero sí de lealtades: Sarkozy por encima de todo y de todos. Quizás por un fenómeno de identificación inmigrante que ha unido a ambos dentro la familia conservadora.
Dati tiene orígenes de lo más humilde que se conoce en la política francesa. Sus padres, inmigrantes: él, obrero marroquí; ella, una argelina que no sabía leer. En casa eran once hermanos. Crecieron en las viviendas sociales de la provinciana Chalon-sur-Saône. Dati sabe lo que es el trabajo desde los 14 años: desde cajera de supermercado hasta vendedora ambulante de productos cosméticos. Nunca le dio vergüenza llamar a puertas y llegó a pedir trabajo cara a cara al gran magnate francés Jean-Luc Lagardère y de ahí, a la política. En definitiva, su biografía contiene todos los ingredientes de lo que el ideal republicano llama «ascensor social». En su último libro, La confiscación del poder, relata algunas humillaciones por sus orígenes sociales y étnicos.