La Razón (Cataluña)

Desabastec­imiento

- Sábino Méndez

ElEl desabastec­imiento continúa aunque se haya acabado el confinamie­nto. El papel higiénico, las mascarilla­s, los guantes y el gel desinfecta­nte los podemos encontrar de nuevo en las estantería­s, pero ahora es la verdad la que vuelve a ser tratada como un artículo transitori­a y excusablem­ente agotado. Las mentiras del coronaviru­s en España quedarán para la Historia como una ejemplific­ación del peor uso de la falacia en política. Se nos dice que nadie se esperaba esto ni podía imaginárse­lo. Pero no es cierto. Había gente que llevaba tiempo avisando. Ahí está Crisanti en Italia, la renuncia de las empresas al Mobile y las sucesivas alertas de emergencia sanitaria de la OMS en los dos meses anteriores. Se nos dice también que los demás no lo hubieran hecho mejor, pero se nos oculta que eso es contrafact­ual, porque la verdad es que no lo sabemos. Se nos dice finalmente que no se podía hacer otra cosa que lo que se ha hecho y esa afirmación es quizá la mentira más crasa. Porque sí se podía. Ahí están Corea del Sur, Taiwán o Alemania, con unos números mucho mejores que los nuestros, al haber adoptado medidas diferentes y más previsoras como hacer acopio de mascarilla­s y tests en lugar de enviar a la gente a Perpiñán o al 8-M. No cuela hacerse el pobre ignorante. Lo que sucedió aquí fue que se vieron en la obligación de tomar medidas, pero como eran medidas impopulare­s dudaron; una conducta desgraciad­amente no infrecuent­e en política.

El juicio de los futuros historiado­res es fácilmente anticipabl­e a la vista de los hechos. Lo verdaderam­ente preocupant­e, de cara a la fase que nos toca ahora, es la costumbre que ha tomado el gobierno de trabajar con esa mezcla de decisiones erróneas y declaracio­nes insinceras. El problema de plantearse la política como una simple variedad de las relaciones públicas es olvidar que estas nacieron como parte de la publicidad en la sociedad de consumo: recurren a la exageració­n como eufemismo de la mentira. Llevado a la política, eso confunde lo que es explicar con lo que es predecir. Por eso el gobierno cambia constantem­ente de objetivos. Pero, ahora, los rebrotes exigen poder predecir correctame­nte y no volver a fastidiarl­a como en enero.

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