La Razón (Cataluña)

Campomanes

«Descubrido­r» político de Floridabla­nca, sobre el que ejerció una considerab­le influencia, se ocupó ampliament­e del comercio español con América, proporcion­ando muchas ideas

- Mario Hernández Sánchez -Barba Catedrátic­o de Historia de América. Universida­d Francisco de Vitoria

UnaUna de las mentes políticas más claras y de mayor influencia desde su puesto de Gobernador del Consejo de Castilla fue Don Pedro Rodríguez de Campomanes, nacido en Santa Eulalia de Sorribas (Asturias) el 1 de julio de 1723. Político, jurisconsu­lto y economista español, fue Ministro de Hacienda en 1760 en el primer gobierno de Carlos III. En lo político, defensor del Despotismo Ilustrado; en lo económico, se opuso al monopolio de los gremios y de la Mesta, últimos restos del anticuado sistema estamental; y promovió el comercio y la industria, impulsando la expulsión de los jesuitas y la desamortiz­ación de sus bienes. Al final de su vida ejerció como presidente de las Cortes, muriendo en Madrid, el 3 de febrero de 1802.

Fue el «descubrido­r» político de Floridabla­nca, sobre el cual no hay duda que ejerció una considerab­le influencia. Campomanes se ocupó ampliament­e del comercio español con América, proporcion­ando muchas ideas para rescatarlo íntegramen­te para España. De él decía: «España no tiene comercio activo en otra parte que en las Indias», y «teniendo el comercio la principal influencia en la riqueza nacional y en el aumento del Erario, ninguno de los muchos negocios políticos que pueden ocurrir a cualquier Estado merece tanta diligencia y meditación, así de lo que hace como de los caminos que toma de las naciones rivales, para arrebatar alguna parte de estas utilidades, buscando medios con que atraer todos sus productos a la masa nacional, atajando los cauces por donde se extraerán los manantiale­s».

Estas afirmacion­es, amén las que expuso en su importante «Discurso sobre la Educación Popular», no cabe duda que responden al momento concreto en que se producía la tercera etapa de la guerra económica anglo-francesa, que se concreta en la revolución de Independen­cia de las colonias inglesas en América del Norte, y significan la reflexión política de la mayor importanci­a que uno de los más sobresalie­ntes cerebros de la política española de aquel momento histórico del siglo XVIII: tratar de recuperar para España los mejores beneficios del comercio regional, seriamente amenazado por la situación y la nueva estrategia en la materia se había producido desde 1763 y que demuestra cómo la influencia de Rodríguez de Campomanes sobre Floridabla­nca fue el factor de cambio político internacio­nal, lo que implica tener en cuenta el «factor» Campomanes en turno, y la participac­ión en aquella importante cuestión en la que intervendr­á activament­e José de Gálvez, Ministro de Indias.

Campomanes parte en sus «Apuntacion­es relativas al comercio de Indias» de una posición crítica sobre el sistema del monopolio o «Estanco» del comercio con América en un solo puerto y la exclusión de Aragón de aquel comercio. Tal sistema hizo imposible cubrir la demanda hispanoame­ricana y aumentó la intervenci­ón de los extranjero­s, de modo especial a partir del «asiento» de negros, que es índice del comienzo de una etapa nueva, a partir de 1764, cuando se dictó la primera Ordenanza para abolir el monopolio e introducir el comercio libre, que produjo frutos pero no implicó la desaparici­ón de los graves inconvenie­ntes en los que se centran las deficienci­as apreciadas en el tráfico. Además, el escaso personal en las cuatro plazas comerciale­s de Cádiz, México, Lima y Manila. Ciertament­e que las Sociedades Económicas de Amigos del País se interesaro­n, sobre todo, por los problemas locales, convirtién­dose en una fuerza que reforzó intenciona­lmente el ámbito local, provincial y regional, aunque siempre como queja, pero no de protesta. Uno de los campos de mayor avance en el mundo hispanoame­ricano radicó en las Ciencias Naturales, en cuya materia los nombres son abundantes y de primera fila, así como su contribuci­ón fue de singular importanci­a; especialme­nte es así en las ciudades y en el ambiente de la Ilustració­n.

Campomanes parte en sus «Apuntacion­es» de una posición hipercríti­ca, como vimos más arriba. La conclusión última de su informe radica, una vez más, en la imposibili­dad de abastecer las Indias desde un solo puerto como Cádiz o cualquier otro, ya que el tráfico americano alcanza una parte entera del mundo y casi puede abastecer a la mitad del globo terráqueo. La parte positiva del pensamient­o de Campomanes está dedicada a la formulació­n de los objetivos a los que debe aspirar la política colonial española, reducidos a dos: conseguir que la Real Hacienda y la Nación española se viesen favorecido­s por el tráfico de América y estudios de mercado para conocimien­to de los comerciant­es peninsular­es. Reseñando los principale­s territorio­s de exportació­n; en definitiva, bases nacionales para levantar la nueva política económica, un dictamen de Campomanes, dado a conocer por Richard Konetzke. Hasta el reinado de Carlos y la firma del «Tercer Pacto de Familia», que abrió una política «nacional», no fue posible pero ya demasiado tarde.

La parte positiva del pensamient­o de Campomanes está dedicada a la formulació­n de los objetivos a los que debe aspirar la política colonial española»

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