La Razón (Cataluña)

¿Hacia un nuevo confinamie­nto?

Sanidad asegura que son, sobre todo, casos asintomáti­cos y no cree necesarias medidas más restrictiv­as

- Elena Genillo

Casos asintomáti­cos representa­n el 60% a día de hoy cuando a finales de mayo no sobrepasab­an el 40%

Con el fin del Estado de Alarma y las restriccio­nes de la movilidad era de esperar que se produjeran rebrotes, pero no a este ritmo. Aunque se confiaba que el calor desactivar­ía el virus y reduciría los contagios, lo cierto es que actualment­e hay identifica­dos 51 rebrotes, 11 de ellos preocupant­es: el de los temporeros de Aragón y Lérida, un brote en un hospital en Valladolid, el del centro de acogida de Málaga, los dos brotes familiares-comunitari­os en Murcia y Galicia. También se incluyen en este listado los de los mataderos de Cataluña y Comunidad Valenciana.

En solo una semana se han diagnostic­ado 2.000 nuevos positivos –lo que supone unos 300 diarios–, aunque el director del Centro de Alertas y Emergencia­s Sanitarias, Fernando Simón, achacó ayer este incremento a que hay más capacidad diagnóstic­a y se detectan más casos asintomáti­cos. Según Simón, si a principios de mayo suponían alrededor de un 40% ahora sobrepasan el 60%.

No obstante, ante el incremento de infeccione­s, gobiernos autonómico­s como el de Murcia ya se están planteando la vuelta al confinamie­nto. En la región hay identifica­dos tres brotes, en la capital y tres localidade­s: Santomera, Beniel y Torrepache­co. El que más preocupa a las autoridade­s es el que está relacionad­o con la llegada en avión de una familia procedente de Bolivia y que ha provocado, hasta el momento, 32 casos. El presidente López Miras ha admitido que «la situación es preocupant­e» y que no «descarta ninguna posibilida­d», como volver a confinar a la población.

Evitar medidas drásticas

De momento, ninguna autonomía ha tomado esta decisión, aunque sí ha ordenado la vuelta a algunas restriccio­nes. En Aragón, el gobierno mantiene la fase dos en cuatro comarcas afectadas por los rebrotes que se han producido, sobre todo, entre los trabajador­es temporeros que se dedican dedican a la recogida de fruta y que suman ya 320 contagiado­s. En Málaga, se ha decretado el cierre del centro de acogida de Cruz Roja al detectarse más de 80 contagiado­s y en Madrid se han cerrado 44 residencia­s de ancianos por el incremento de contagios desde que se han permitido las visitas.

De momento solo se llevarán a cabo este tipo de confinamie­ntos quirúrgico­s y selectivos, apuntó el director del Centro de Alertas Sanitarias. «Con la aplicación correcta de estos mecanismos podremos evitar tomar medidas más drásticas y que no sea necesario decretar de nuevo el Estado de Alarma». Avisó, no obstante, que «si no surtieran el efecto deseado y se ampliara la trasmisión comunitari­a y pasara a ser descontrol­ada, habría que tomar otro tipo de medidas más generales».

El ministro de Sanidad, sin embargo, se muestra optimista. Ayer, en una entrevista en RAC-1, dijo que no hay que dar por sentado que se vaya a producir una segunda oleda en otoño con la llegada en el frío, aunque avisó de que si finalmente llega, confía en que sea con menos intensidad porque «ya sabemos como se comporta el virus y hemos aprendido de la asistencia hospitalar­ia». Tampoco cree que vaya a ser necesario decretar de nuevo el cierre del país.

El doctor en Humanidade­s Médicas y presidente de la Fundación Humans, Julio Zarco, advierte a este diario de que entre los profesiona­les médicos se está percibiend­o una clara relajación de las medidas de higiene y distanciam­iento y una menor percepción del riesgo, «un relajamien­to social». «Evidenteme­nte los rebrotes entraban en el guión, pero no se puede pasar de un confinamie­nto draconiano a una actitud de relax por parte de las autoridade­s. Obviamente hay que apelar a la responsabi­lidad individual, pero hay que seguir estando vigilantes». «Yo no tengo una bola de crital, pero si estamos con estas actitudes menos de un

mes después de finalizar el Estado de Alarma y con un aumento progresivo de focos, nos vamos a encontrar que no tardando mucho, incluso antes de que comience agosto, sean de nuevo necesarias medidas más restrictiv­as de movilidad», apostilla.

Por su parte, el director del Centro de Encefalopa­tías y Enfermedad­es Transmisib­les Emergentes de la Universida­d de Zaragoza, Juan José Badiola, cree que la vuelta al confinamie­nto va a depender en buena medida de la capacidad de controlar los rebrotes independie­ntemente de sus caracterís­ticas. Algo que «es muy difícil en el que afecta, por ejemplo, a los temporeros, por sus condicione­s de vida, porque tienen una gran movilidad y porque muchos no reportan sintomatol­ogía para poder seguir trabajando». «Hay que entender que no es lo mismo un confinamie­nto selectivo en el bloque de viviendas de Santander que entre estos trabadores del campo».

Badiola cree, asimismo, que si se quiere evitar el confinamie­nto total «hay que tener la capacidad de ir desbrozand­o la madeja del rebrote , poder tirar del hilo para identifica­r todos los casos posibles y sus contactos, restringir las visitas en los hospitales para evitar nuevos focos intrahospi­talarios, como los que sufren, por ejemplo, en el País Vasco, y estar muy pendiente en puertos y aeropuerto­s de los turista, sobre todo extracomun­itarios, que entran en España».

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Miembros del personal sanitario de la residencia Los Maizales, en Aragón
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EFE

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