Un genio anda suelto
En su carrera, el consejo de su padre ha sido vital. Ahora, con una hija y un hijo, ha alcanzado la madurez y la jerarquía, sin perder talento
EnEn el Real Madrid suelen recordar cuando Karim Benzema era más joven y quiso ir a hablar con el presidente porque pensaba que no estaba suficientemente reconocido en el equipo que entrenaba Mourinho. Su padre, entonces, dio un paso al frente y le dijo, de manera tajante, que se olvidase de tonterías y se pusiese a jugar, que el respeto había que ganárselo en el campo. Y cuando un verano el francés dudó si marcharse a Inglaterra y no renovar con el Real Madrid, su padre, de nuevo, fue tozudo y casi le obligó a quedarse en el equipo blanco.
No ha sido fácil para Karim no dudar de su estancia en el Bernabéu porque pese al apoyo incondicional de toda la institución, el público, hasta hace poco, no dejaba de mirarle con suspicacia. Su protagonismo en la delantera siempre estaba en entredicho, bien, al principio, porque Higuaín mostraba más carácter; bien porque, después, Morata era joven y canterano; y durante gran parte de sus años de blanco porque el devorador y egocéntrico Cristiano Ronaldo no dejaba espacio para nadie más cuando se trataba de mirar hacia la portería. Durante todas esas dudas y debates, algunas veces artificiales como suele ocurrir en el fútbol, Karim seguía a lo suyo. Con dudas en algunos momentos, pero a lo suyo, a jugar y a crear. A mantener su estilo, incluso cuando pueda generar una incomprensión general e incluso íntima: «Tú puedes ver el fútbol de un modo muy diferente al mío, igual que otra gente, y no pasa nada. Por ejemplo, mi padre ve el fútbol de una manera muy distinta a la mía, y siempre estamos peleando por ello», aseguraba Karim en una entrevista en la revista GQ.
Benzema reconoce que ha alcanzado una madurez emocional y afectiva que le ayuda también en el campo de fútbol. Ya se vio la temporada pasada, cuando fue el mejor de un equipo sin ambición. Y sobresale aún más en ésta. Antes era más joven y tenía más tiempo para que le quitarán el carné, por ejemplo. O para que estuviese metido en aquel problema con Valbuena que le dejó para siempre sin selección francesa y sin la victoria en el Mundial de 2018.
Si eso le dolió, no le ha afectado en el campo. Con dos hijos, el futbolista que presumía de amigos y viajes con ellos es ahora el padre de familia encantado de vivir en la capital de España y de ser un referente en el Real Madrid.
Vinicius, por ejemplo, tiene en Casemiro y en Marcelo a sus «padres» en el vestuario, pero en el campo quien le pilla más cerca es Benzema y es él quien le aconseja o le anima si algo no sale bien: «Me ha ayudado desde el primer día, dándome consejos de cómo tomar las mejores decisiones y siempre que jugamos juntos me dice que me relaje y me concentre», ha asegurado el brasileño sobre su compañero habitual en el ataque.
Es decir, Benzema se comporta como un padre, como aprendió lo que tiene que ser un padre: «No sé si el fútbol me ha salvado de determinadas cosas, pero es verdad que yo vengo de un sitio peligroso. La suerte que tuve fue tener a mi familia siempre conmigo, a mi padre y a mi madre», explicaba en la citada entrevista en GQ.
Llega un momento en el que los futbolistas, los buenos futbolistas, dejan de dudar o de ser tímidos o consideran que ha llegado su momento. Benzema lo ha visto claro. Si el Madrid está con más opciones de ganar esta Liga es por sus goles, por sus asistencias y por un talento que va esparciendo en jugadas inolvidables como sucedió ante el Espanyol. Pero también porque comprendió que tenía que ser el futbolista que hasta hace un par de años no había podido ser.
Los equipos de Ivanovic no tienen mucha táctica o filosofía, hacen un baloncesto directo y eso los convierte en muy peligrosos»
Svetislav Pesic
Cuando vine hace seis meses tenía fe en estos jugadores y por suerte hemos podido cambiar la mentalidad y el carácter»
Dusko Ivanovic