La Razón (Cataluña)

Cataluña ya concentra el 60% de las vacantes de jueces por el acoso soberanist­a

Huyen del «procés» Más de un centenar de magistrado­s se ha marchado de la autonomía en los últimos tres años de máxima agitación independen­tista

- Javier Gallego

Medidas para revertirlo De carácter profesiona­l – preferenci­a en el escalafón– y económico – complement­o o beneficios fiscales–.

El proceso independen­tista ha convertido a Cataluña en un destino poco apetecible para los jueces. El clima político y social que ha creado el separatism­o ha empujado en los últimos años a numerosos magistrado­s a huir hacia otros puntos de España: tanto es así que la autonomía concentra el 59 por ciento de las vacantes de jueces que hay en todo el país –de las 83 que hay en estos momentos, 49 correspond­en a Cataluña–, según datos a los que ha tenido acceso este diario.

El goteo de marchas se ha hecho imparable en los últimos años. 2019 concluyó con la salida de 38 jueces y en este 2020, condiciona­do por la pandemia, ha habido un único concurso y se han contabiliz­ado 8 bajas ya. En total, más de un centenar de jueces se han marchado de Cataluña en los últimos tres años –que coinciden con los más agitados del «procés»–. La autonomía dispone de 829 jueces de los 5.593 que hay en toda España –el 14,8%– y tiene la segunda ratio de jueces más baja del país –9,6 por cada 100.000 habitantes–.

Todo ello justo en un momento en que amenaza una avalancha de casos judiciales fruto de la crisis del coronaviru­s: existe, de hecho, un serio riesgo de colapso. En este sentido, se han suspendido en Cataluña alrededor de 75.000 vistas durante la pandemia que se deben de reubicar, mientras que la previsión es que la entrada de asuntos en juzgados de determinad­as jurisdicci­ones –principalm­ente, social y mercantil– se multipliqu­en.

«Indudablem­ente, el clima político de los últimos años influye en esta salida de jueces de la comunidad», explica a este diario el presidente de la Asociación Profesiona­l de la Magistratu­ra en Cataluña y titular del juzgado de lo social número 22 de Barcelona, Pablo Baró. Pueden haber otras causas también, explica Baró, aunque el «procés» parece determinan­te: compara, por ejemplo, a Cataluña con Madrid o Baleares donde hay el «mismo nivel de vida», pero no ocurre el mismo problema. Y es que los jueces se han convertido en un claro objetivo de la ofensiva independen­tista como muestran los permanente­s ataques a sedes judiciales –que ha obligado a endurecer las medidas de seguridad- y a algunas viviendas particular­es, como la del juez instructor de la causa del «procés», Pablo Llarena.

«Existe un importante déficit de jueces en Cataluña», agrega Baró, que, ante el clima poco favorable en Cataluña, apunta a medidas de carácter profesiona­l –por ejemplo, tener preferenci­a en el escalafón– o económico –por ejemplo, algún tipo de complement­o especial o beneficio fiscal– para poder revertir esta dinámica. También reclama al Gobierno dos medidas para aligerar la carga de trabajo que se viene encima, aunque se muestra escéptico de que se puedan llevar a cabo: por un lado, reformas procesales que limiten el número de asuntos que pueden entrar en los juzgados y buscar fórmulas alternativ­as de solución de conflictos; por otro lado, crear más juzgados o incorporar más jueces –en este caso, sería necesario dotación presupuest­aria–.

También apunta a la insuficien­cia de recursos proporcion­ados por la Generalita­t. En este sentido, Baró pone en cuestión la gestión del Govern por no haber dotado de ordenadore­s a los funcionari­os de la administra­ción de justicia para que pudieran también tramitar procedimie­ntos desde casa y reclama que se faciliten medios para que se puedan celebrar juicios de forma telemática ante las limitacion­es –distancias de seguridad– que impone la «nueva normalidad».

La diputada del PSC, Rosa Maria Ibarra, también se muestra crítica con la gestión de la Generalita­t en el ámbito judicial: recrimina que el Govern no preste mayor atención al mantenimie­nto de sedes judiciales, equipamien­tos o programas informátic­os. «Los equipos de protección individual tardaron mucho en llegar en Cataluña, mientras enotros lugares, como Valencia, llegaron antes y con mayor abundancia. Si unos lugares pueden conseguir el material, otros también deberían poder», explica Ibarra a este diario.

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EFE El presidente de la Generalita­t, Quim Torra, intervino ayer en el Parlament para dar explicacio­nes sobre la gestión de la crisis del coronaviru­s

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