DOCTOR SIMÓN: DÍGAME QUE HAY UN PLAN B ANTE LA IRRESPONSABILIDAD
PuedePuede ser que los viejos nos alarmemos demasiado y nos rebase la suma de todos los miedos, pero después de ver la irresponsabilidad de tantos en playas, terrazas, paseos, discotecas, botellones, etc., donde la distancia de seguridad y las mascarillas han pasado a ser un vago recuerdo de un tiempo lejano, uno no tiene más remedio que gritarle barbaridades al televisor, que viene a ser como gritarle a España. Es parte del oficio. En un país que nunca prevé nada, al menos debería estar prevista la falta de previsión, o sea, que se me hace insoportable creer que el filósofo Illa no intuyera sin necesidad de recurrir a Aristóteles que al concluir el estado de alarma la gente se iba a desmadrar como lo está haciendo, rebrote a rebrote. Si no se tuvo en cuenta este factor, a la mediocridad e ineptitud del Gobierno habría que sumar el desconocimiento del carácter de sus compatriotas, esto es, que no conocen una mierda a sus ciudadanos. Quizá prefieren desconocerlos porque Iván Redondo ha decretado que una aproximación excesiva a la idiosincrasia nacional les restaría votos por intromisión en la intimidad del personal cervecero, juvenil y alocado. O que no puede hacerse sin infringir la distancia de seguridad. Así que ni tocarlos. Recordemos, de paso, que Díaz Ayuso se ha cansado de repetir que el aeropuerto de Barajas puede ser el nuevo 8-M del Gobierno. Y la presidenta de la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior, ha dicho: «El control visual en los aeropuertos no sirve para nada». Y más: el control anticovid lo realiza personal sin formación sanitaria. El propio doctor Simón confesó sobre los controles sanitarios en los aeropuertos algo que merece letras de oro en una camiseta de las suyas: «No estorban, pero tampoco sirven de mucho». Como si hablara mismamente del Gobierno, incluso de él mismo. «Ni locos podemos pretender que nuestras fronteras estén blindadas», aclaró. Eso se entiende mejor: aquí sólo está blindado Pablo Iglesias. Y añadió: «No vamos a detectar todo, hagamos lo que hagamos, eso seguro». Me tranquiliza mucho saber que al menos está seguro de algo. Sólo le faltó añadir lo de El Guerra: «Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible». ¿Hay un plan B, doctor, o vuelvo al lexatín?
Se me hace insoportable creer que el filósofo Illa no intuyera que al concluir el estado de alarma la gente se iba a desmadrar»