Cataluña se resiste a Iglesias: el liderazgo fallido de un partido a la sombra de Colau
PODEMOS Conchi Abellán, apuesta oficialista, es la quina secretaria general en cinco años. No podrá optar a revalidar su escaño en el Parlament porque el sector crítico le ganó la partida. Los «comunes» copan el relato y los focos
Diciembre de 2014: con la Navidad a la vuelta de la esquina, el Rey Felipe VI a punto de pronunciar su primer discurso como Monarca, el coronavirus presente únicamente en la película «Contagio» y el «procés» todavía en manos de Artur Mas, Podemos llenó el pabellón anexo al Hospital Vall d’Hebron de Barcelona en un mítin de corte histórico, mensajes épicos y encuestas a favor.
La formación morada amenazaba con «asaltar los cielos» tras dar la campanada en las elecciones europeas y giraba la vista hacia la plaza de Sant Jaume: desbancar a Convergència de la Generalitat suponía un botín demasiado preciado para renunciar antes de tiempo. Iglesias cogió entonces el micrófono e hilvanó un discurso antirecortes y a favor de la igualdad social antes de dar paso a su líder en Cataluña: Gemma Ubasart, una politóloga desconocida en tiempos de activistas, quien acabó arrojando la toalla por discrepancias discrepancias de fondo con el propio Pablo Iglesias.
Ahora, seis años después, Ubasart se lo mira desde la barrera igual que Albano Dante Fachin, Xavier Domènech o incluso Noelia Bail. Todo ellos han asumido el reto fallido de liderar Podemos en Cataluña, un partido a la sombra de Ada Colau que suma cinco líderes en poco más de un lustro.
Nueva líder desconocida
Hace diez días, el fin de semana anterior, la militancia escogió a su última secretaria general: Conchi Abellán, la candidata oficialista, el nombre de Pablo Iglesias para poner orden en un partido eclipsado por los «comunes» de la alcaldesa de Barcelona. Una dirigente semidesconocida para el conjunto de catalanes y acogida con notable frialdad desde el punto de vista mediático. De hecho, la persona que se integrará en la lista de los «comunes» a la presidencia de la Generalitat no será ella, será su rival Noelia Bail. Por tanto, la líder de la facción catalana de Podemos no podrá revalidar su escaño en el Parlament, la principal plaza de la política catalana. Un galimatías que acentúa la debilidad del liderazgo en la facción catalana.
División interna
La anterior líder al frente de Podemos fue la citada Noelia Bail, quien se impuso al candidato oficialista Jaume Durall por apenas un puñado de votos. Sin embargo, su mandato también fue complicado desde el inicio al encontrarse con una férrea oposición interna y con una corriente crítica muy asentada en el partido. Es más, fue cesada después de que después de que 21 miembros del consejo ciudadano autonómico (CCA) reclamaran a la ejecutiva estatal la celebración de una asamblea ciudadana autonómica para elegir una nueva dirección. Una gestora pilotada por la activista Rosa Cañadell tomó el relevo hasta el aterrizaje de Conchi Abellán, otro nombre de Pablo Iglesias para su facción catalana.
Catalunya en Comú
De hecho, la trayectoria de Podemos en Cataluña pone sobre la mesa las dificultades del partido ante el reto pendiente de la implantación territorial y la excesiva dependencia de una política centrada en el personalismo de sus líderes en Madrid. En Cataluña se suma además la dependencia de los «comunes» de Ada Colau en el plano autonómico y en la capital catalana –donde conservan su bastión–. En el área metropolitana de Barcelona ocupan puestos importantes como, por ejemplo, en el equipo de Gobierno de Sabadell comandado por el PSC. Los «comunes», no obstante, marcan el paso y el discurso dentro del espacio de izquierdas.
Asens, el referente de Iglesias
Se da la circunstancia de que el dirigente de referencia para Pablo Iglesias es Jaume Asens, de los «comunes», hombre del círculo de la alcaldesa de Barcelona que ejerce como puente con Cataluña y también con las fuerzas independentistas.
Fachin, independentista
El mandato de Albano Dante Fachin al frente de Podmos en Cataluña fue uno de los más tortuosos y polémicos debido precisamente a sus reticencias a confluir con los «comunes» de Ada Colau y por su cercanía con el soberanismo. Tras enfrentarse abiertamente con Joan Coscubiela y con la dirección de Podemos, dimitió en 2017 no sin cargar con dureza contra el partido morado. De hecho, forma parte del Consejo Asesor para el impulso del Fòrum Cívic i Social per al Debat Constituent, una entidad que encargó Torra y que preside el cantautor y exdiputado Lluís Llach, y ha apoyado públicamente a Junts per Catalunya.
La implantación territorial y la convivencia con el partido de la alcaldesa de Barcelona son las dos grandes tareas no resueltas