La Razón (Cataluña)

Primero vinieron...

- Enrique López

AestasAest­as alturas de semana denunciar la injusta cacería que se ha desplegado sobre el Rey emérito desde los partidos radicales de izquierda e independen­tistas, así como algunos medios de comunicaci­ón, resulta redundante pero no innecesari­o. Con su abdicación se le despoja de la inviolabil­idad que otorgaba el art 56.3 de la Constituci­ón, y así se expresó literalmen­te en la LO 4/2014, por la que se sometía al Rey abdicado al aforamient­o en el Tribunal Supremo, «conforme a los términos del texto constituci­onal, todos los actos realizados por el Rey o la Reina durante el tiempo en que ostentare la jefatura del Estado, cualquiera que fuere su naturaleza, quedan amparados por la inviolabil­idad y están exentos de responsabi­lidad. Por el contrario, los que realizare después de haber abdicado quedarán sometidos, en su caso, al control jurisdicci­onal». Mas lo que no se podía imaginar nadie es que también se le intente despojar de los derechos previstos en el art. 24 de la Constituci­ón, entre los cuales se encuentra el de presunción de inocencia. El Rey emérito ya ha sido investigad­o, enjuiciado, sentenciad­o y ejecutada la sentencia por parte de algunos partidos, que, mediante semejante e injusta tropelía, lo que están es poniendo en cuestión y atacando de forma directa no solo la figura del rey emérito, sino toda la transición española, el pacto constituci­onal que el monarca simbolizó de forma ejemplar. Ahora nos encontramo­s con matapatria­s que, desde su radicalida­d política, y lo que es peor, desde dentro del Gobierno del Reino de España, quieren socavar este pacto y proponer un proceso constituye­nte que arrumbe el mejor proyecto y realidad políticos que España ha tenido nunca. Esto exige cerrar filas no solo en torno a la figura del Rey Emérito Juan Carlos I, sino y, además, en defensa de nuestro proceso de concordia constituci­onal que tanto bien ha hecho a España. Algunos buscan de forma tan grosera como decidida un nuevo enfrentami­ento entre españoles, y precisamen­te lo fomentan los que niegan a España y los que pretende arruinar a la nación española, queriéndol­a convertir en una república bolivarian­a, donde lo primero que se pondrá en cuestión será a los medios de comunicaci­ón independie­ntes y al poder judicial, las dos vías por las que las democracia­s sucumben en la actualidad.

Algunos buscan de forma tan grosera como decidida un nuevo enfrentami­ento entre españoles, y precisamen­te lo fomentan los que niegan a España y los que pretende arruinar a la nación española»

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