El secretario de Sanidad de EE UU irrita a China con su viaje oficial a Taiwán
Visita del dirigente de más alto rango desde 1979 Washington suma otro frente a la larga lista de conflictos que le enfrentan a Pekín, que reclama la soberanía de la isla
El secretario de Sanidad de EE UU, Alex Azar, llegará el domingo a Taiwán para realizar la visita de más alto nivel de un funcionario estadounidense a la isla desde 1979, lo que ha enfurecido a China, ya que considera al archipiélago parte de su territorio.
El viaje se produce en un momento en que EE UU y Taiwán experimentan resultados radicalmente opuestos frente al virus y tras haberse comprometido en marzo a cooperar en la investigación y desarrollo de pruebas, vacunas y medicamentos.
Taiwán ha reportado sólo 477 infecciones de coronavirus y ningún caso de transmisión local desde el 12 de abril. Sus estrictas iniciativas de cuarentena, rastreo de contactos y uso de mascarillas han sido elogiadas mundialmente. «Visitaremos Taiwán para trasladar el apoyo del presidente de EE UU a su liderazgo global en materia sanitaria y subrayar nuestra creencia compartida de que las sociedades libres y democráticas son el mejor modelo para proteger y promover la salud», anunció Azar en Twitter.
Azar y su delegación solo podrán entrar en el país si dan negativo en las pruebas del coronavirus y cuando lleguen se les exigirá que lleven mascarilla.
En su estancia en Taiwán, Azar se reunirá con la presidenta Tsai Ing Wen, «visitará el Centro para Epidemias y participará en una discusión con expertos sanitarios para fortalecer la cooperación médica», según el ministerio de Exteriores taiwanés.
La visita supone un paso más en la actual política de Washington encaminada a aumentar la tensión con China en prácticamente todos los frentes, y con el conflicto tecnológico agudizándose después de que Trump anunciase que va a prohibir a las aplicaciónes chinas TikTok y Wechat que operen en el país.
La Casa Blanca acusa a China de ocultar información sobre el coronavirus, cerró el consulado chino en Houston por supuesto espionaje, acusó a China de expansionismo militar en el mar del Sur de China y enfureció a Pekín con una venta de armas de 2.000 millones de dólares a Taiwán, cuya independencia nunca fue reconocida por Pekín.
EE UU no tiene vínculos diplomáticos formales con Taiwán, habiendo abandonado Taipéi en favor de Pekín en 1979, pero es el principal proveedor de armas de la isla y el mayor patrocinador en el escenario internacional.
La visita ha suscitado críticas en China, que se ha opuesto a la participación de Taiwán en la Organización Mundial de la Salud y afirma su soberanía sobre el territorio. El portavoz de Exteriores chino, Wang Wenbin, apuntó que «cualquier intento de negar el principio de una sola China, que considera a Taiwán parte de la República Popular, terminará en fracaso» y añadió que «China adoptará enérgicas contramedidas en respuesta al comportamiento de EE UU».