La Razón (Cataluña)

El narco de Lima «El Marro» ya tiene sucesor

La banda criminal que lideró hasta su captura convirtió a este estado en el más violento de México El padre y el hermano del peligroso capo asumirán el liderazgo del cártel de Santa Rosa de Lima

- Daniel Blanco

El padre y el hermano del peligroso capo serán los líderes.

Las Fuerzas Especiales del Ejército mexicano detuvieron el pasado domingo a José Antonio Yépez «El Marro» líder del cártel de Santa Rosa de Lima y principal agitador de la violencia en el estado más sanguinari­o de México, según las autoridade­s. Llevaban mucho tiempo detrás de él, en varias ocasiones se organizaro­n operativos de captura aunque siempre había logrado escapar. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador logra así arrestar por primera vez en dos años a uno de sus objetivos prioritari­os y golpea a una organizaci­ón que las autoridade­s sitúan en el centro de la peor violencia de México.

Guanajuato es el estado con más muertos del país. En la actual administra­ción, desde diciembre de 2018 a junio de 2020 han sido asesinadas más de 4.500 personas según informació­n oficial, que sitúa el origen del conflicto en la lucha entre dos grupos criminales que se disputan el control de actividade­s delictivas en esta zona estratégic­a del centro de México: el cártel de Santa Rosa de Lima del recién caído «Marro» y el cártel Jalisco Nueva Generación, el más poderoso del país en la actualidad.

La detención del capo deja tocado al CSRL, aunque eso no significa que vaya a desaparece­r. En estas situacione­s las organizaci­ones criminales «mutan, se dispersan y se fracturan», dice a LA RAZÓN el analista de seguridad Javier Oliva, que recuerda que lo mismo sucedió con otros grupos en el pasado como Los Zetas y la Familia Michoacana. «El propio CJNG es fruto de una escisión del cártel de Sinaloa», añade.

El escenario que se abre ahora presenta varias incógnitas. La primera es quién sucederá al líder caído al frente del CSRL. Según un informe de la Marina y el Ejército que ha trascendid­o a la prensa local, el padre y el hermano de Yépez asumirían el mando. «Se espera poco conflicto al interior, es la sucesión natural», explica Oliva porque «la red está basada en relaciones familiares y hay pocas posibilida­des de traición o ruptura». La mayoría de la gente de confianza ya ha sido detenida por autoridade­s federales, según el informe de inteligenc­ia.

Alrededor de 30 personas, incluidos los más cercanos como Fernando Juárez Morelos y los hermanos Fabián y Noe Lara Belman de una estructura total formada por 162 personas: hombres y mujeres, familiares, gente de confianza, operadores financiero­s y personal dedicados al robo de hidrocarbu­ros, venta de droga y vigilancia. El documento señala también detalles de la vida privada del Marro, que tenía cuatro parejas sentimenta­les que le ayudaban ayudaban en tareas financiera­s.

La segunda incógnita es si el descabezam­iento del CSRL agitará la disputa geográfica en los límites de Guanajuato con los estados de Zacatecas y Jalisco. «Podría agudizarse, aunque también es posible que ese aumento de violencia no se produzca si las autoridade­s continúan con la dinámica de control que demostraro­n en la detención de Yépez», dice Oliva, que destaca que en esta ocasión «los secuaces no cortaron carreteras con vehículos como hicieron otras veces para impedir la actuación de las fuerzas de seguridad, que actuaron bien». El grupo del «Marro» se dedica principalm­ente al robo de combustibl­e mientras que el cártel Jalisco está más interesado en controlar los laboratori­os de opioides, las rutas del narcotráfi­co hacia Estados Unidos y el paso de ferrocarri­les que transporta­n piezas de la industria automotriz instalada en la región, en los que perpetra robos con frecuencia.

Un punto de vista diferente tiene el analista Oswaldo Zavala, que sostiene que el discurso fomentado por las autoridade­s mexicanas otorga a los grupos criminales un poder muy superior al real para justificar la militariza­ción del país. «El peligro de este tipo de eventos (como la última detención) es regresar a la lógica militar antidrogas que inició el expresiden­te Calderón. Es algo muy preocupant­e cuando esta administra­ción había propuesto un nuevo paradigma de pacificaci­ón», dice en conversaci­ón con este diario.

Para Zavala, que escribió un polémico libro titulado «Los cárteles no existen», en el que cuestionab­a el discurso que prima la seguridad en México, es muy dudosa la importanci­a real del CSRL porque no existe informació­n del volumen real que mueve este grupo ni ningún otro cártel: «La informació­n oficial se contradice». A José Antonio Yépez lo considera un sujeto «bastante secundario» en la historia criminal de México. «El huachicol no se reduce a la actividad del Marro, es un delito sistémico al interior de Pemex y tal como está documentad­o por la periodista Ana Lilia Pérez el 80% del robo de combustibl­e se lleva a cabo en las bases navales. Lo que estos grupos extraen de los ductos es una parte mínima», señala para rematar su argumento. «Lo que sí podemos comprobar es la militariza­ción del país que está llevando a cabo el presidente López Obrador», que ha otorgado al Ejército y la Marina el control de facto de la Guardia Nacional, los ha puesto a construir aeropuerto­s y líneas férreas y les ha entregado una parte de todos los proyectos estratégic­os de su gobierno. «Está demostrado que en los estados con más presencia de militares la violencia aumenta».

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EFE Momento de la detención del capo «EL Marro», que ha liderado hasta ahora el cartel Santa Rosa de Lima. Esta banda criminal domina el estado de Guanajuato, convertido en el más peligroso de México
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